Komunidad Tao en Vakatá
Komunidad Tao en Bacatá
Vegetarianismo, meditación, reencarnación, mutación genética, artes marciales e incluso kastesacro, su dialecto propio, son algunas de las características que hacen la Komunidad Tao Internacional un tabú para la sociedad colombiana. Crónica de una nieta cercana al taoísmo.
Texto y fotos: Katherin Alfonso
Entre talleres de mecánica, tiendas y lavaderos de carros, el barrio Gaitán alberga aproximadamente un 15% de la comunidad Tao habitante de Bogotá. No porque vivan en su sector residencial, sino porque una de sus siete sedes en la ciudad se encuentra ubicada en este lugar. Su nombre es Savid y diariamente alberga practicantes y simpatizantes de la doctrina que van a sus instalaciones para almorzar, comprar productos naturales, orar, asistir a conferencias, hacer artes marciales o solo reunirse. Algunos curiosos también ingresan para conocerla, comprar algún producto o solo comer.
Esta “fuente”, como le dice la comunidad Tao a sus lugares de reunión en los centros urbanos, sobresale por ser una de las pocas abiertas al público en la capital. —Buen día, maestra —saluda un hombre de avanzada edad, con cabello cano y largo recogido en una cola, a una joven de 15 años que se encuentra de pie detrás de panes integrales rellenos de breva y guayaba, arepas de quinua, leche de soya, miel de caña y jalea de guayaba ubicados en un mostrador. Ella pregunta —¿Sustento? —A lo que el hombre le responde —Sí, maestra, licencia para un sustento. En la doctrina Tao el almuerzo es conocido con el nombre de sustento. Poniéndose un guante de plástico ella le recibe $6.500 en sencillo. —Gratíisimas —dice el hombre, mientras se dirige a la cocina a pedir su almuerzo llevando en la mano dos recipientes de plástico.
Hay cinco mesas redondas donde se sientan las personas que van llegando a almorzar hacia la una de la tarde. Varios repiten, “Buen día”, juntando las manos en posición de oración y haciendo una breve inclinación saludando a sus compañeros de doctrina. Hay 12 personas en el lugar. El señor que compró el sustento, se sienta junto a un grupo de tres hombres, también de cabello largo recogido y largas barbas, a esperar la comida. Cinco minutos después aparece una mujer con traje de cocinera con recipientes de plástico. En uno la sopa de verduras, en otro ensalada fría, patacones, pasta con verduras y gluten. Los Tao son vegetarianos.
Antes de empezar a comer y mirando la gran imagen que tiene en frente, colgada en la pared, de un hombre con larga barba y ojos verdes llamado Kelium Zeus Induzeus —como dice en letras grandes la parte inferior de la imagen— el comensal levanta sus manos como si estuviera pidiendo algo y pronuncia palabras sin sonido, orando en silencio. Bendice la comida y saca de su maleta sus propios cubiertos. Antes de empezar a comer, se toma un vaso de leche de avena que le han traído con la comida.
La discusión en la mesa de los hombres barbados se escucha en todo el lugar. No hay música y todos parecen poner especial atención a las personas que ingresan y no son de la doctrina. Uno de los hombres, que se distingue por no tener cabello largo, habla con mucha propiedad: “El gran Samael Aun Weor encarnó para ser el hijo del gran Kelium”, mientras dos mujeres ancianas de cabello largo, sin maquillaje y ropa color pastel, sin ningún tipo de estampado o decorado, se unen a la mesa. Otros hombres cuentan las anécdotas personales que vivieron en el templo Tao con estos estos personajes considerados como sus líderes.
Los Tao creen que los máximos mesías de Dios en la tierra para esta época son Kelium Zeus y su hijo Samael. Estos colombianos, fundaron el Tao en el país, hace 40 años, en un templo llamado Sakroakuarius, ubicado en la vía Duitama – Charalá. Llevan ocho años desaparecidos. La comunidad espera su regreso y hablan de ellos como si fueran leyendas vivas, que aunque no aparecen físicamente, recorren las fuentes y el templo gracias a la voz de sus seguidores.
Hacia las 2: 30 de la tarde, un parlante en la planta baja de la fuente anuncia: “Bien llegados, la hora de la conferencia ha llegado”. Inmediatamente, los que no conocen o no han notado que el conferencista llegó, suben en calma al segundo piso del lugar, donde 30 sillas plásticas y un tablero con canciones anotadas en su dialecto, kastesacro, los espera.
Las Fuentes
En Bacatá, como denominan a la ciudad de Bogotá, los taoístas no ascienden a más de 500, según cifras estimadas por ellos mismos. No saben a ciencia cierta el número de practicantes de la obra. Ni siquiera el DANE tiene un censo sobre el número de adeptos de esta filosofía que debido a su nombre y postulados pareciera venir del lejano oriente, de las milenarias creencias de Lao Tsé. Pero aunque el Yin Yang, símbolo del equilibrio entre el bien y el mal, sea la insignia gráfica del Tao, esta denominada secta por algunos, religión por otros y doctrina por sus seguidores, nació en Colombia.
Sus centros de reunión en las ciudades son llamados fuentes, siendo Bogotá la que más tiene; 16 en sus mejores épocas. En el último año cerraron las de La Candelaria, Bosa y Chapinero. “Muchas de las fuentes han cerrado debido a que sus dirigentes han cometido faltas graves y han tenido que retirarse al templo”, afirma un taoísta. El templo es el lugar donde acuden simpatizantes de todo el mundo, alberga hasta 3.500 personas en época de celebraciones. El Tao colombiano ha trascendido las fronteras gracias a las misiones a las que son enviados sus monjes.
El barrio Gaitán contaba con la fuente principal, Savid, pero tuvo que cerrar debido a inconvenientes económicos. “Esta obra es auto financiada y muchas veces el dinero no alcanza”, afirma la Maestra Genudaki, aljaba (tesorera) de esta fuente. Estos lugares son sostenidos por sus seguidores a través de la compra de productos y la ofrenda del diezmo.
Solo quedan cinco activos ubicados en los barrios Dindalito, Carvajal, Restrepo, Villa Elisa y Puente Aranda. “Los días de conferencia o programación pueden alcanzar a asistir de 100 a 200 personas”, afirma la Maestra Tubelek. Sumada a la participación en las conferencias, donde se imparte doctrina, algunos eventos y clases de música, yoga o artes marciales, a los taoístas se los puede encontrar en algunos parques públicos haciendo la llamada, Sakrógesis (gimnasia) y runas, ejercicios para alabar a dios y al cuerpo.
“Generalmente llama la atención ver a un anciano de 90 años haciendo abdominales descolgado de un árbol o a gente mayor parándose de manos con la facilidad de un niño”, afirma Andrea Cristancho, un mujer que acompaña a los taoístas en los ejercicios desarrollados en el Jardín Botánico. Aunque ella no es de la doctrina, no le impiden participar. Cualquiera se puede unir sin pagar nada. En total son cinco parques los que dan la bienvenida los domingos en la mañana a los hombres y mujeres de cabello largo que hacen extrañas poses, artes marciales y gritan “Kelium, Zeus, Iduzeuz...” Para ellos es muy importante el ejercicio corporal en lugares sagrados como la naturaleza.
Dinámicas de la periferia bogotana
Aunque el ideal de cualquier monje taoísta o practicante del Tao es vivir en el campo, en el templo vegetal Sakroakuarius, no en las periferias, -como denominan las ciudades- muchos seguidores debido a su actividad económica, dinámicas familiares o condiciones de salud deben aprender a vivir en las mecas del consumo.
“Ingresar al tao implica renacer, alejarse de todo lo profano”, afirma Tubelek, conocida entre sus familiares y amigos como Lilia Moreno. “Al entrar a cada ser se le devela el verdadero simbre (nombre) otorgado por el cosmos”, dice. “El mío es Veneravle Maestra Tubelek”. Aunque ya lleva tres años en la doctrina, su familia aún la llama por el nombre de siempre. Sin embargo, los niños que nacen en el Tao adquieren estos nombres desde su nacimiento.
“No es algo que todo el mundo entiende. Muchos nos tildan de locos, que somos una secta, pero no es así. El tao es equilibrio. Pero no es para todos los seres. Para ingresar hay que estar preparado espiritualmente y tener mucha voluntad”, afirma Lilia. “Cualquier omisión de los deberes de la obra terminaría en un proceso”, dice Harlekin, un joven nacido en la doctrina. Los procesos son la forma de expiar los pecados de los taoístas por cualquiera de sus omisiones, castigos cobrados en vida, generalmente, ejercicios forzosos o largos ayunos.
Por este motivo, aplican a diario sus creencias. “El Tao está basado en tres principios que a la vez son cuatro: la alimentación sana y saludable, el Sakrógesis (ejercicio), la castidad porque el ser humano produce tres energías – la energía psíquica, la energía magnética y la energía sexual-. Tres energías que debemos saber canalizar y manejar”explica el Maestro Viruilek.
En su rutina que comienza todos los días a las 3:30 de la mañana, sin excepción, se aplican todos los pilares del Tao. “Vamos a rea (al baño), se hace el sakrofoneson (alabanza) donde se cantan lines (canciones) y se leen libros sagrados, se muta la energía, se realiza la sakrogésis (ejercicio), se baña y se hace el recibicierto del día que son oraciones y runas con mantra. Al final se hace la parada de magdus (manos)”. Sobre las 7:00 de la mañana, cuando han terminado las actividades reciben el Intipan, desayuno, que consta de frutas y alimentos dulces, ya que los taoístas no mezclan el dulce con la sal y son ovolactovegetarianos.
Pero aunque parezca un sacrificio o un conflicto constante con sus familias o las personas que no son de esta filosofía, tanto Lilia Moreno, una ex enfermera pensionada de 60 años, y Juan David Galindo, un joven estudiante de filosofía de 22 años, están convencidos de seguir las enseñanzas del Tao como único camino. “Por ejemplo, los taoístas mutamos la energía genética, no derramamos la energía sexual, el semen, la energía genética”, dice Juan David, “Eso no lo entienden los jóvenes, que no deben derramar el semen en la relación sexual”, replica. El ejercicio físico es la única forma para controlarla.
La mística taoísta
Muchas son las historias que le atribuyen a los líderes taoístas, Kelium Zeuz y a su hijo Samael, curaciones extraordinarias, milagros y medicinas poderosas. Esto los distancia de algunas confesiones religiosas que los consideran herejes o timadores por aparentemente utilizar medicinas naturales con las que aseguran curar desde enfermedades estomacales hasta sida o cáncer. Incluso tienen una industria de miel llamada Induapis, con la que producen, según ellos, una miel que cura todo. La botella de miel salínica, como la denominan, es producto de abejas criadas con cantos y en estado natural. El costo de una botella de 250 ml es de un millón de pesos.
“En el Hospital Militar, donde yo trabajaba, uno sabe que si una persona se corta o tiene alguna lesión, pues debe hacerse todo el tratamiento quirúrgico y el Maestro Kelium solamente con hacer las cosas que tiene que hacer esotéricamente uno se da cuenta la sanación inmediata, por decir algo, el milagro que hace él en los accidentes que tienen sus monjes…”, dice Lilia Moreno.
“Vi resucitar muertos, vi cómo a una niña que la reventó un carro, porque vi eso, le empezó a salir sangre por los oídos, por la nariz. Él le puso los dedos aquí en la parte de la garganta y empezó a decir unas palabras que yo nunca supe qué fueron, qué fue lo que dijo, lo cierto es que paró la niña. Además, a mí me quitó el cáncer de estómago cuando solo me quedaba un mes de vida”, testimonia el Maestro Hervidei.
“Aproximadamente hace quince años, cuando yo todavía iba como visitante, en esa ocasión fui con mis hijos y uno de ellos se enfermó muchísimo. Tenía una fiebre muy alta y él me dijo: “Tráigamelo” y estaba lloviendo y yo me negaba a sacarlo, sabiendo que estaba con mucha fiebre y él me dijo: Tráigalo que nada le va a pasar, y yo lo llevé. Él cuando lo vio llegar dijo: Por fin llegó mi gordito y solo le sopló en la cara, en la frente y desde ahí, como era un niño de 12 eliokrones, entonces él siguió jugando y nunca más volvió a sentir la fiebre y el dolor de cabeza. Se le acabó el mal que tenía”, declara la Maestra Intiaulajah.
Verdad o mentira muchos son los seguidores que afirman haber visto seres levitar, a otros leer la mente, tener clarividencia y hasta contactarse con extraterrestres. Tal vez aquellos milagros reales para sus seguidores, pero extraños para los escépticos son los que tienen hoy en día a estos hombres desaparecidos.
Persecución a sus líderes
Debido a la persecución que ha sufrido la comunidad por parte del gobierno y otras confesiones religiosas desde el año 2004, los taoístas son extremadamente reservados con sus prácticas y conocimiento. Cualquier persona no puede conocer sus rituales ni ingresar al templo vegetal. Recientemente, fuerzas paramilitares ingresaron de manera abrupta a los terrenos del templo en Santander dejando una bomba en el bosque que rodea el lugar.
Desde la invasión realizada el 25 de noviembre de 2004 al templo vegetal, hogar del maestro y su familia, por fuerzas militares y el CTI, bajo órdenes de Álvaro Uribe, supuestamente, por acusaciones de secuestro y enriquecimiento ilícito, Kelium y su familia desaparecieron. No se sabe si huyeron para salvar sus vidas o si fueron desaparecidos en la invasión. Los taoístas aún intentan denunciar el hecho en el que fueron asesinados varios monjes, destruidos los campos de abejas y contaminada el área con veneno. Según ellos, sin razón aparente, solo por perseguir su obra.
Por ahora, la obra la dirigen algunos encomendados que tienen más experiencia en la doctrina. La meta para el 2015 es construir la gran fuente taoísta de Bogotá que contará con restaurante, tienda, hotel, sala de conferencias, de artes marciales y emisora. “Cada taoísta está dando un bono que puede ser de $600.000 o $1.000.000, afirma una de las encargadas de la recolección del dinero para la compra y construcción de la casa donde funcionará la mayor fuente taoísta de Colombia.
Con esta fuente buscan tener un espacio propio donde no puedan recibir las amenazas o miradas inquisidoras de quienes no comprenden la doctrina o están en contra de ella. Esta fuente renovará el Tao colombiano ya que los consolidará visiblemente en la sociedad, haciendo ver a quienes ellos consideran sus enemigos que por más que sus líderes hayan desaparecido, la obra continua y se fortalece cada día más.