Lucas Herrán – [email protected]
El 5 de septiembre el periódico The New York Times publicó una columna anónima titulada Soy parte de la resistencia dentro del gobierno de Trump en la que un alto funcionario del gobierno aseguró que hay una especie de gobierno paralelo al de Trump dentro de la Casa Blanca. Que, entre otras cosas, intenta llevar las riendas del país, ya que el presidente electo es ‘impetuoso, mezquino, impulsivo e ineficaz’.
Más allá de las consecuencias políticas que han sucedido después de que saliera al público la columna, me queda un sinsabor con el anonimato de un texto de opinión publicado en uno de los periódicos más prestigiosos del mundo.
Pareciese que el Times ha hecho una movida desesperada en su afán de desacreditar a Donald Trump. Publicar una columna y tildarla de ensayo para justificar el anonimato de la misma solo demuestra que se están dejando llevar por la pasión y olvidan sus principios periodísticos.
Es entendible que el anonimato se aplique cuando la vida del informante corre riesgo, no es el caso, y en otro géneros periodísticos como un reportaje, una crónica o una noticia, pero una de la bases de la columna de opinión es que quien la escribe debe responder por lo dicho. El Times, rompió las reglas del juego.
Ahora bien, el problema más serio es que es un periódico referente en todo el mundo y muchos otros medios de comunicación podrían romper de nuevo estas reglas justificando que el Times lo hizo.
En el mundo periodístico somos conscientes que el derecho a escribir con libertad está intrínsecamente ligado a ciertas responsabilidades. Pero además, el Times como plataforma difusora de la columna también tiene unas responsabilidades, tanto consigo mismo como con los lectores, y debido a su alcance, con el país entero. El NYT no puede difuminar los límites entre información y opinión, y debe valorar en qué sección irá su contenido de acuerdo a las variables, como lo es la figura del anonimato.