Por: Juliana Sánchez Casallas // Fotoperiodismo
Las distintas ciudades de Boyacá han iniciado un regreso paulatino a las actividades económicas y sociales. El caso del turismo es de especial importancia, debido a atracciones como el lago Sochagota. Con el debido distanciamiento y la aplicación de los protocolos, se han intentado recrear los tiempos anteriores a la pandemia tanto como ha sido posible.
¿De qué se trata la nueva normalidad en Boyacá? De ir a conocer la plaza principal de Tunja, la capital del departamento, o caminar por los murales de los pueblos más pequeños de la región. De ir a comer pizza en uno de los restaurantes más representativos del territorio: Pizza Nostra. Pero, sobre todo, de recorrer el lago Sochagota, en Paipa, a pie o en bicicleta, y disfrutar de la naturaleza y de las personas.
Allí, sin importar la hora y el clima, solían salir muchos deportistas. Sin embargo, la emergencia sanitaria ahuyentó a muchos de los turistas de pueblos o ciudades aledañas. Los hoteles, conocidos por sus piscinas termales, no tuvieron otra opción que cerrar, al igual que los restaurantes del sector. Por ello, los habitantes de Paipa eran quienes más exigían la reactivación económica.
El primer fin de semana de septiembre, con la flexibilización de las medidas de bioseguridad, muchos paipanos y turistas volvieron a recorrer los senderos del lago. Las familias regresaron a hacer picnics; los niños y niñas jugaron de nuevo en el parque; muchos carros volvieron a ocupar la bahía, y, además, regresaron los vendedores ambulantes.
Con el propósito de facilitar la reactivación del turismo en el lago y en la zona en general, la alcaldía municipal volvió a permitir la venta de postres como merengón, obleas y helado, siempre y cuando se cumplieran todos los protocolos de bioseguridad. Además, incentivó otras actividades en la plaza central de Paipa, como un concierto de mariachis que congregara a las personas.
Cada año, durante el mes de septiembre, allí se realiza el Festival del Lago. Debido a la pandemia, acaba de celebrarse de manera virtual. El objetivo del evento es mostrar la cultura, la gastronomía, los deportes y la riqueza ancestral de la región. Además de la presentación de la Orquesta Sinfónica de Paipa, el festival contó con conciertos, la exhibición de un documental y presentaciones de danza moderna y folclórica.
Pero el confinamiento no solo cambió la normalidad de Paipa, sino también la de la capital de Boyacá. Durante el primer fin de semana de reapertura económica, la Plaza de Bolívar de Tunja (declarada Monumento Nacional de Colombia) acogió muy pocos vendedores ambulantes. Algunos de sus productos fueron helados, globos, comida para las palomas y algodón de azúcar.
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