“Somos educados en una sociedad donde la menstruación tiene que mantenerse calladita porque produce vergüenza”

Erika Olivera, diputada de Chile, le explicó a Directo Bogotá la importancia del proyecto de ley que busca promover y garantizar los derechos de las personas menstruantes.

Por Elena Bermúdez Rivera

La diputada Olivera, quien fue atleta maratonista y empezó su carrera política en 2017, afirmó que es hora de que la menstruación deje de ser tratada como un tema que produce vergüenza.

Foto: Cristian Bueno

La menstruación ha sido una temática frecuentemente excluida e ignorada del ámbito político. Por eso, en Chile, un grupo de mujeres de la Cámara de Diputados se unieron con organizaciones feministas y presentaron un proyecto de ley que luchará por asegurar derechos y dignidad para las personas menstruantes. Una de ellas es la diputada Erika Olivera, una exatleta que representó a Chile en los Juegos Olímpicos y los Panamericanos y que ahora se desempeña como una política de centro derecha del partido Independiente Renovación Nacional.

Desde el 2021 se planteó la idea de un proyecto de ley que defendía los derechos de las personas menstruantes, el cual fue aprobado por la Cámara de Diputados en mayo y que ahora pasará al Senado. Con este proyecto promoverán un acceso a productos como toallas higiénicas y tampones, garantizarán el acceso a agua potable y tumbarán los tabúes alrededor del tema. Según Olivera, frente a esto último, es necesario “erradicar tabúes” porque “somos educados en una sociedad donde la menstruación tiene que mantenerse calladita porque produce vergüenza”. Además, le apostaron al término ‘personas menstruantes’ porque en el proyecto hablan de “mujeres, niñas, jóvenes, de adultas mayores, de personas transgénero y no binarias”, como le contó la diputada al medio.

Para usted, como coautora, ¿Cuál es el artículo más importante dentro de ese proyecto de ley?

Garantizar el acceso a los productos de gestión menstrual para toda persona. Cuando hablamos de toda persona, estamos hablando de mujeres, niñas, jóvenes, de adultas mayores, de personas transgénero y no binarias; por eso, el proyecto va dirigido a personas menstruantes. En Chile y en muchas otras partes del mundo existe una realidad que es muy invisible y que tiene relación con la poca posibilidad que tienen las personas, sobre todo las mujeres, para poder acceder a los productos de higiene menstrual: toallas higiénicas, tampones, copas menstruales, los protectores diarios o los medicamentos.

En el proyecto se menciona la entrega de medicamentos porque hoy en día hay un gran ausentismo escolar y se debe a que niñas y jóvenes están en su periodo y, por supuesto, para ellas no solo es difícil asistir al colegio por los dolores que tienen que sobrellevar, sino también por lo que significa cuando tienen un flujo muy alto. Por eso es un proyecto que no solamente aborda el poder acceder a los productos, sino que también habla de la dignidad menstrual y de terminar con los tabúes que existen respecto a este tema.

Ya que menciona las instituciones educativas y el ausentismo a clases, ¿Qué se debería tener en cuenta para promover una educación menstrual integral?

En los colegios hoy en día se habla sobre el proceso biológico, la fisiología que tiene toda persona, pero necesitamos también que se entienda lo que significa para una mujer o para una niña estar en esos días; y que no seamos solo las mujeres las que lo entiendan, sino también toda persona. Muchas veces prefieren no ir a clase por no contar con los productos ni los medicamentos, pero muchas veces también porque se ven indispuestas a tener que estar, por ejemplo, dentro de una clase de educación física como un día normal. Además, que sean temas que no provoquen vergüenza. Por eso hablamos de erradicar los tabúes, porque tenemos que entender que es un tema fisiológico y biológico por el que pasamos todas las mujeres y toda persona que tiene capacidad de menstruar. Principalmente es eso, poder terminar con esta vergüenza porque somos educados en una sociedad donde la menstruación tiene que mantenerse calladita porque produce vergüenza.

En el proyecto hablan de una menstruación digna y libre, ¿Qué más garantizaría eso?

Cuando hablamos de una menstruación digna y libre estamos hablando de que esas personas tengan acceso a algo tan esencial como es el agua. En Chile, vemos cómo todavía hay lugares donde no hay acceso al agua potable; entonces, esas mujeres, jóvenes, adolescentes y personas, muchas veces no pueden tener acceso a eso tan esencial para poder realizar su aseo y su higiene.

Este [proyecto] se levanta gracias a distintas organizaciones. No es que a las parlamentarias se les haya ocurrido. La mayoría de los proyectos que yo he presentado nacen de la sociedad civil. En pandemia, las organizaciones vieron cómo las personas tenían que estar en cuarentena y muchas de ellas, en Chile, tuvieron problemas económicos, perdieron fuentes laborales y se vieron mucho más enfrentadas al tipo de situaciones de no contar con los productos de gestión menstrual. Y fueron las organizaciones quienes salían a entregar cajas de mercadería y de productos de higiene menstrual.

A nivel internacional, hemos visto muchas reacciones frente al uso del término ‘personas menstruantes’ en vez de ‘mujeres’, ¿Cómo ha sido la reacción en Chile?

En Chile ha sido criticado por un sector de la política que es la extrema derecha. Cuando hablamos de personas es porque no hablamos solo de mujeres sino también de los distintos géneros que existen. En Chile, con el correr del tiempo he ido conociendo y cada vez me doy cuenta de que hay una diversidad muy rica. Desde mi visión y mi punto de vista, toda persona merece ese respeto. Por pocas que sean, porque es uno de los argumentos que dan muchas veces, son personas que viven en nuestras sociedades y que nosotros tenemos que respetar y también considerar a la hora de estar legislando.

Se dijo que nosotras invisibilizábamos a la mujer, que la estábamos eliminando de una ley, y eso fue lo más penoso porque finalmente, el proyecto no es discutir si ponemos personas o mujeres; su objetivo es cómo le garantizamos a esas personas, que son vulnerables, el acceso a estos productos. Cuando hablamos de persona, estamos hablando de todas y de todos, no solo de mujeres. Es una situación lastimosa porque ha dado el espacio para que la gente se ría de este proyecto y para que se hagan muchos memes.

¿Cree que esto tendría peso suficiente como para que el Senado no apruebe el proyecto?

El Senado, como cámara revisora en Chile, tiene la facultad de presentar también indicaciones. Si la mayoría decide que tiene que decir mujeres, me imagino que desde la Cámara vamos a defender la palabra personas, pero de pronto se considere poner: “mujeres y/o personas menstruantes”. Yo creo que nosotras, o la mayoría, no tendríamos problema.

En caso de que sea aprobado por el Senado, ¿Cómo asegurarían la implementación?

La Ministra de la mujer, en la comisión de mujeres, habló de un plan piloto y de empezar a implementarlo en comunas rurales, dirigido a una población de 15 a 19 años. Por lo tanto, yo le veo un buen camino, veo que va a tener buena aceptación, sobre todo en aquellos lugares donde se necesita algo tan esencial como lo son los productos de gestión menstrual.

Si la nueva Constitución se aprueba en septiembre, ¿Qué ocurriría con el proyecto de ley?

Tendríamos que ver la forma de que quede dentro de las nuevas legislaciones porque, una vez que tengamos la nueva legislación, van a venir nuevas leyes y vamos a tener que adaptar algunas y crear otras totalmente nuevas. Una vez que tengamos una nueva Constitución tocaría trabajar sobre ella.

En época de elecciones presidenciales en Colombia, ¿Qué mensaje les daría a organizaciones feministas colombianas o a figuras políticas respecto a continuar promoviendo nuevos derechos menstruales?

Yo soy una mujer de centro derecha y en Chile las mujeres que son de derecha prácticamente no pueden pertenecer al feminismo; es la sensación que tengo yo, no lo estoy asegurando. Sin embargo, yo siempre me considero una mujer muy feminista. Creo que las mujeres, si bien podemos tener diferencias o el mundo feminista puede tener diferencias en cómo se abordan algunos temas, todas estamos por las mismas causas: defender la igualdad, la equidad y acortar las brechas. Yo impulsé un proyecto para que las mujeres del fútbol femenino fueran reconocidas como profesionales y hoy en día ya es una ley. Acá las causas son las que nos tienen que unir y no las diferencias las que nos tienen que dividir. Sea de derecha, de izquierda o de centro, creo que todas tenemos que ir por la misma línea para empujar esta lucha que han dado miles de mujeres antes que nosotras.

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