Por María Alexandra Guerra, Samuel Andrés Riveros Chaparro y Carolina Muñoz Díaz
No solo venden libros, sino que son también espacios y experiencias culturales. Directo Bogotá realizó una ruta por varias de ellas, las cuales presentan ofertas literarias diferentes y espacios para el intercambio de ideas.
Santo y Seña
Carrera 4 # 54A-10
La casa de ladrillos y con un gran ventanal hacia la carrera cuarta es acogedora. Apenas el visitante entra, después de haber subido por unas escaleras, queda inmerso en un ambiente literario, con espacios llenos de libros puestos sobre mesas y repisas de madera por doquier. Al fondo hay un patio con matas y unas cuantas mesas con sillas, donde el sol ilumina toda el área para que el visitante pueda vivir toda una experiencia alrededor de las letras, en compañía de un tinto o de un coctel.
Su premisa es apoyar la literatura publicada por editoriales independientes, por lo que no se encuentran grandes editoriales, como Penguin Random House o Planeta. Aquí, además de una robusta oferta de narrativa de todas partes del mundo, se pueden encontrar sellos especializados en literatura LGTBIQ+, infantiles, sobre tipo- grafía, imagen, artes plásticas, música, ficción, ciencia, historia, arquitectura, ensayo, novela gráfica y gastronomía, entre otros.
En el primer piso, además de la librería, hay un bar que transforma el lugar —en las noches— para promover experiencias por fuera del mundo del libro: hacen conciertos y ofrecen una carta de licores. Adicionalmente, en este lugar hay un interesante catálogo vinilos, casetes y CD.
La Valija de Fuego
Carrera 7 # 45-52
Acompañada de un buen rock de fondo, mu- chas calcomanías, ruido, rayones y luces de neón en todos sus rincones, La Valija de Fuego hace que todos sus visitantes logren adentrar- se en su concepto revolucionario. De allí que una parte de las personas que se encuentran escudriñando los libros vistan de negro, con cuerina, accesorios de plata y estilos extravagantes. En pocas palabras, esta librería con- serva su espíritu punk.
La Valija de Fuego tiene trece años de historia en un escenario que no podría ser otro que Chapinero, que por excelencia es el lugar donde se grita revolución, diversidad, juventud eterna y ruido en Bogotá. Su primera sede es- taba en la calle 45, abajo de la avenida Cara- cas, y hasta hoy se ha trasladado cinco veces.
Marcela Jaimes, amante de los libros y, más específicamente, de la literatura asiática, es la administradora de este espacio. Afirma que la condición única de esta librería radica en su apuesta por los proyectos independientes y autogestionados. La mayor parte de su oferta es de esta naturaleza, lo que significa que lo que allí se consigue no está en casi ninguna otra librería en Bogotá.
Prólogo Libros
Carrera 5 # 67-01
Esta librería ha pasado por cinco locales en la ciudad. La ubicación actual tiene una ventaja: los visitantes pueden ser atraídos por una pastelería que está al lado y acompañar su momento de lectura con un postre y un café, mientras toman el sol capitalino.
La librería es amplia y está dividida en ambientes en los que se encuentran los distintos géneros, y hay espacios muy interesantes como la zona destinada a los niños, con un tapete para jugar y libros de literatura infantil, como El principito, del francés Antoine de Saint-Exupéry. Junto a una ventana se encuentra el escritorio de José Manuel Lleras —gerente, librero y community manager de la librería—, que funciona a su vez como una caja registradora, rodeada de libros, separa- dores y tarjetas, Al mes, la librería puede llegar a vender entre 400 y 450 ejemplares.
En sus inicios, Prólogo Libros se especializó en narrativa, pero hoy cuenta una diversidad de temas: historia, ciencia y poesía, entre muchos otros que incluyen libros publicados por pequeñas editoriales, así como los de las más grandes.
Garabato Libros
Carrera 19 # 34-61
Garabato Libros nace del cansancio de un amante de los libros por la dificultad para encontrar ciertas obras. Santiago Aguirre es el fundador y librero de este proyecto que comenzó en el 2015 en Chía. Sin experiencia en el campo y con unos cuantos pesos de sopor- te, Santiago creó esta librería como refugio de lectura propia y como lugar de encuentro con otros como él.
En septiembre de 2020, Garabato Libros se trasladó a Bogotá y hoy resalta por ser una librería de ambiente impecable y trabajado- res amables. “Lo que he tratado de hacerles entender a los lectores que vienen a visitar mi librería es que esta es su casa, mediante el orden, la limpieza, el buen trato y espacios acogedores para la lectura”, dice Aguirre con orgullo.
Además, y para estimular ese ambiente cálido y de intercambio, la librería está organizada por secciones que no están anunciadas, pues lo que se pretende es que los lectores se acerquen a todas las piezas para descubrirlas o para iniciar conversaciones con los libreros.
El Dinosaurio
Carrera 22 # 44A-30
Esta librería, que es todo un clásico de la ciudad, es la materialización de la pasión por la lectura de Jorge Ramírez y María Teresa Álvarez. A pesar de que El Dinosaurio es una libre- ría pequeña, dentro de ella se pueden encontrar grandes joyas literarias y autores que son difíciles conseguir en otras partes.
Aunque tienen varias secciones, la librería se ha querido especializar en literatura colombiana y latinoamericana, pues, según María Teresa, “todo libro que hable de nuestra realidad regional es una joya para mostrar al mundo entero”.
Así como lo hacen otras librerías independientes, El Dinosaurio tiene una actividad muy dinámica en redes sociales, lo que les ha permitido sostener el negocio y obtener visibilidad y reconocimiento. Con ello han logrado romper barreras de distancia con lectores e interesa- dos. “La librería ha sido un proyecto de toda mi vida. Por eso, en un futuro nos acoplaremos ciento por ciento a la modalidad remota, facilitando así la difusión de conocimiento en aquellos lugares olvidados de nuestro país”, dice María Teresa con convicción.
Matorral
Carrera 19 # 36-55
Nació hace un poco más de tres años, el 20 de enero de 2020, un año de coyuntura mundial mediado por una pandemia que significó un desafío más a esta librería que hasta ese momento estaba germinando. Sin embargo, la crisis fue una motivación más para hacer crecer el sueño de César Hernández y Andrés Archila, dos amigos de la vida y estudiantes de la Universidad Javeriana que un día decidieron gestar la ilusión de aportar y apoyar a la localidad de Teusaquillo en torno a la actividad literaria.
Esta librería se encuentra ubicada en una sede pequeña y acogedora, una casa típica del barrio caracterizada por su estilo victoriano. En los estantes se encuentra fácilmente la obra de los ganadores de los Premios Nobel de Literatura, pero la librería le apuesta también a la producción nacional, de allí que promuevan, por ejemplo, los libros de Laura Ortiz, Margarita García Robayo, Vanessa Rosales o Mario Mendoza, escritores que, además, han estado en persona en eventos organizados por Matorral y que reconocen este escenario como pro- motor de las letras colombianas.
Seykingumu Osorio, un amante de la literatura nacional y librero de Matorral desde su inicio, asegura: “Mi principal motivación es la gente. Creo que cada persona que entra, escoge un libro de nuestra estantería, toma asiento y em- pieza a ojearlo viene con la intención de descubrir algo. Me motiva muchísimo poder aportar a ese proceso personal e introspectivo. Por eso converso con nuestros visitantes para indagar en su imaginación y su intangibilidad”.
Matorral aspira a seguir expandiéndose y creciendo en contenidos y secciones. Sus otras dos sedes, en La Macarena y en Tabio, son muestra del ímpetu con el que el equipo de trabajo persigue su sueño.