“Mi vehículo para conversar es la mujer”: Luz Ángela Lizarazo

Por: Laura Forero Millán / [email protected]

Luz Ángela Lizarazo es una artista que propone una crítica social, política y cultural por medio de sus obras, en las que hace referencia al cuerpo de la mujer, mientras utiliza materiales tan diversos que van desde el vidrio hasta el cabello humano.

Era un jueves frío y lluvioso en Bogotá, de esos días en los que se necesita un té caliente, exactamente como el que me ofrecía Luz unos pocos minutos antes de comenzar la entrevista. Al entrar en su taller, se abrieron las puertas de todo un universo de arte. En cada esquina, pinturas en proceso, cerámicas, libros y cuadros colgados. Y allí, ella. Su presencia. Su voz, la sutileza de sus palabras y la calidez de su trato.

Luz Ángela Lizarazo es una artista plástica nacida en Bogotá hace 57 años, también es mamá de tres mujeres y apasionada por el yoga kundalini. Su carrera artística está dirigida al arte poético y político, en el cual lo femenino, la sexualidad y la liberación de la mujer son asuntos centrales.

Lizarazo se graduó de la Universidad de los Andes y continuó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de París. Y aunque ella valora profundamente estos estudios, considera que la verdadera enseñanza se obtiene en “la universidad de la vida”, cuando los artistas se enfrentan al mundo real, se encuentran solos y exploran en qué zonas se pueden mover. “Es un mundo solitario, un mundo competitivo. Es un mundo difícil, sobre todo si eres mujer”, sostiene.

Su trabajo comenzó hace casi tres décadas. En 1990 recibió una mención en el marco de la II Bienal de Arte del Museo de Arte Moderno de Bogotá. Además, ha participado en exposiciones colectivas en la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, en el Museo de Arte Moderno de Cartagena y en el Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia. También ha tenido presencia internacional en diferentes galerías de Europa y Asia. En Rabat, Marruecos, expuso en 2012 en el marco de la Primera Bienal Internacional de Casablanca y el mismo año viajó a Vietnam y Turquía con su intervención en el proyecto “Hexágono irregular”.

Exhibió en 2019 El mundo intermedio en la Galería Jenny Vilá, en Cali, y dos años después expuso su obra Visceral en la Galería Lokkus, en Medellín. Por último, en su exposición Cicatrices, presentada en 2022, exhibió lo más representativo de su multifacética obra, junto con nuevas piezas.

Sus obras están hechas para retratar asuntos profundos dentro de un contexto social, cultural y político complejo, utilizando materiales como el cabello, el tejido, el vidrio y la cerámica, que le ayudan a retratar un mensaje específico.

Directo Bogotá: Los materiales más recurrentes dentro de sus obras son la pintura, el vidrio, la lana, la arcilla, la madera, el cabello humano y la crin de caballo. ¿Cuál es su favorito y en qué sentido cree que utilizar esa variedad de materiales le ayuda a enviar mensajes específicos a través de sus obras?

Luz Ángela Lizarazo (LAL): Mis materiales favoritos son el lápiz y el papel, porque son el origen de todo. Pero es cierto que investigo un montón de materiales porque cada obra tiene un mensaje y muchas veces está sostenido por el material en el que está hecha. Por ejemplo, toda la obra de la serie Piel, que habla de la violencia ejercida sobre el cuerpo de la mujer, está hecha en medias veladas. Toda la serie de los órganos del cuerpo está hecha en vidrio, porque habla de la fragilidad, pero también hay órganos hechos en cerámica. Estos dos materiales contienen elementos de los que también está hecho el cuerpo humano: fuego, aire, agua y tierra. Es muy importante para mí que no solo sea un tema estético, sino que mande un mensaje.

En su exposición Cicatrices, usted abordó el cuerpo de la mujer. ¿Qué la motivó a tener ese enfoque?

LAL: A mí me invitó a hacer esta exposición el curador del Museo de Arte Moderno de Bogotá, Eugenio Viola. Él decidió en el 2021 que iba a dedicar la mitad del año al arte de las mujeres y me contactó porque puedo reunir en mi obra de 30 años de trabajo un discurso alrededor del cuerpo de la mujer, pero también alrededor de la idea social y de lo político. Él vino a mi taller y me dijo que teníamos que llevar todo, incluso mis cajas, porque consideró que debíamos mostrarle a la gente de dónde salen todas estas obras.

Dentro de Cicatrices hay una obra llamada Soy las niñas sin ejército, que habla sobre la noticia de la niña indígena embera de doce años que fue violada por soldados del Ejército colombiano. ¿Por qué nació esta obra y qué llamado social o político representa?

LAL: Esta obra nace durante la pandemia. Justamente, este mismo curador creó una alianza con el periódico El Tiempo e invitó a diferentes artistas a responder en una página entera una serie de preguntas que él nos hizo. Entre ellas: “¿Qué ha significado para usted la pandemia como artista?”. Durante la pandemia, los niveles de violencia de género en el mundo subieron a unas escalas nunca imaginadas, y yo soy muy sensible a los temas de violencia doméstica y de género. Quise hablar de ese tema por- que había mujeres encerradas en sus viviendas con sus victimarios, sin poder salir. Cuando decidí hacer ese trabajo, salió la triste noticia de la niña indígena embera de doce años que fue violada por soldados del Ejército, entonces decidí hablar de ese hecho tan atroz.

Siento que el arte tiene como misión darles voz a quienes no la tienen y hacer visibles cosas que son invisibles. Por eso me pareció muy importante sentar un precedente a través de mi trabajo sobre ese hecho. Sin embargo, la gente me mandaba un montón de mensajes que decían cosas como: “Luz, pero también somos las niñas sin padre, somos las niñas sin tierra, somos las niñas sin monumentos”. Entonces decidí agrandar esa serie. En algún momento esa obra dejó de ser mía, pues empezó a tener la voz de todos, por lo que la repetí con diferentes frases. Y así, durante mi exposición en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, forramos la carrera sexta con afiches e invitamos a la gente a que interviniera con palabras, a que completaran la frase “Soy las niñas sin…”. Primero, invitamos a diferentes grupos de mujeres en estado de vulnerabilidad, desde niñas hasta muy adultas y no se me olvida que la primera frase que pusieron fue “Soy las niñas sin desayunar”.

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Es un proyecto de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, dedicado al periodismo digital, la producción audiovisual y las narrativas interactivas y transmedia