Por: Juan Esteban Castañeda Peñaranda
Tras su paso por la dirección del Dane, Oviedo espera ocupar el segundo cargo más importante del país. En conversación con Directo Bogotá, contó que se considera alguien “crudo”, aspira a ser un alcalde “de calle” y que su madre le jala las orejas.
Juan Daniel Oviedo solo piensa en la Alcaldía de Bogotá. Tras llegar unos minutos tarde a su oficina, que se encuentra ubicada en la calle 26 con carrera 13, se dispone a agilizar parte de su agenda para cumplir con el cronograma del día. El lugar es pequeño, aproximadamente de unos 25 metros cuadrados, pero funciona para su equipo de trabajo. Aunque no es su sede de campaña, allí se encuentran algunos distintivos de esta como gorras y camisetas.
Oviedo es economista de la Universidad del Rosario. Apenas tuvo la oportunidad continuó sus estudios en Francia e hizo una maestría en la Universidad de Toulouse. Para 2018, recibió el llamado del presidente Iván Duque con el fin de obtener un cargo en el Gobierno Nacional. Un tipo que apenas entró en el ojo público por su nombramiento como director del DANE, y quien nunca había incurrido en la política, hoy se encuentra recolectando las 50.000 firmas que necesita para ser avalado, por la Registraduría Nacional, como candidato oficial para la Alcaldía de Bogotá.
Mientras tanto, Juan Daniel Oviedo recuerda su paso por la entidad y lo que lo impulsó en esta iniciativa de ser el mandatario de Bogotá. “A lo largo de mi vida he tenido un interés, que no me había dado cuenta, de querer ser útil y de servir. Es algo que no había despertado sino hasta cuando llegué al DANE”, comentó. Allí ejerció con el propósito de informar a la ciudadanía sobre las estadísticas que afectaban directamente al país, fue en eso y, tras el fallido proceso con el presidente Gustavo Petro, que Oviedo sintió la necesidad de seguir sirviendo, pero esta vez desde un rol más ejecutivo. En ese punto, y con los ánimos que necesitaba por parte de sus amigos, el exdirector decidió definitivamente emprender la carrera política por Bogotá.
Aunque aún no cuenta con una lista de propuestas formales, el precandidato ya ha hecho saber, por medio de entrevistas y declaraciones, sus posturas respecto a varios temas puntuales de la capital. Oviedo pretende erradicar el pico y placa y reemplazarlo por un impuesto de kilómetros transitados. También está de acuerdo con la construcción del Transmilenio por la Avenida 68 y el corredor verde de la carrera séptima. Por último, mantendría el metro de Bogotá tal y como se está ejecutando en estos momentos.
Puede parecer un visionario, pero desde ya imagina cómo sería él desde el Palacio de Liévano. Para eso, está obligado a vencer a figuras como el exministro de defensa Diego Molano, el exsenador Rodrigo Lara y los demás personajes que oficialicen su candidatura en los próximos meses. “Voy a estar muy emocionado, pero, al mismo tiempo, muy consciente de que hay una estructura de seguimiento y de control de resultados”, comentó. Oviedo también quiere ser ese alcalde, como él mismo dice, “de calle”, aquel que sirva como figura comunicativa y pedagógica con la gente y con los medios. De hecho, él mismo afirmó que, siendo director del DANE, llevó una buena relación con estos últimos a tal punto de ser coequiperos en la publicación e interpretación de resultados estadísticos.
Oviedo puede llegar a ser ese jefe que muchos aman y otros odian: el perfeccionista. Su equipo de trabajo es consciente de lo exigente que es cuando pide resultados. Él lo reconoce e incluso se considera alguien crudo. También afirma que la gente no está preparada para la crítica y es por eso que se decepciona cuando el precandidato ve los errores en los demás. “El mundo está esperando que la retroalimentación sea ‘ay, tan lindo, como te esforzaste de bien, muchas gracias, te felicito’. Si las cosas salen mal, por qué no podemos hablar de que salió mal. Sé que te sacrificaste, e hiciste todo lo posible por nosotros, pero por qué no nos centramos en que salió mal para que no vuelva a suceder eso”.
Sin embargo, él también tiene a alguien que le está ‘jalando las orejas’ constantemente: su madre. Insiste en que es una pelea perdida de hace tiempo y que, por más que lo intente, ya no puede hacer nada por cambiarla, son maneras de querer.
–Ella quiere que uno sea el hijo perfecto, el director del DANE perfecto, el candidato perfecto. Siempre está buscando el centavo para el peso – dijo Oviedo.
–¿Crees que así como tú eres de jefe, es tú mamá contigo? – le pregunté.
–No. Yo sé echar piropos en el trabajo. La gente sabe con mi actitud y mi expresión cuando me siento contento con su labor – agregó – lo voy a pensar, pero no creo que sea así – concluyó.
Oviedo ya tiene un plan de vida que va de la mano con su deseo de ser útil a la comunidad durante la alcaldía. Él también pretende serlo hasta donde su capacidad pueda. “Yo no quiero ser el viejito de 75-80 años dando lora, quiero tener un corte”. Aunque apenas tiene 46, ya puede decir que está logrando muchos de sus propósitos. La gente lo reconoce y le agradece su labor prestada. Ahora, mientras toma una taza de café y conversa sobre su vida, anhela ser elegido el próximo 29 de octubre. Está confiado y tranquilo, él sabe que puede ser la sorpresa y espera posesionarse como el próximo alcalde mayor de la ciudad de Bogotá.
