En el filo de la navaja de Yolanda Ruíz

María Jozame González

La periodista Yolanda Ruíz presentó su libro En el filo de la navaja, en la FILBo 2019. El texto recoge sus experiencias y reflexiones sobre el ejercicio del periodismo. El vento era una de los más esperados de esta feria.

Hacer periodismo es como caminar en el filo de la navaja. Tratar de no caer mientras todo el mundo tira piedras.

Yolanda Ruiz

En 1988, Yolanda Ruiz fue la encargada de cubrir un operativo en contra de una célula del M19. Lo primero que se encontró al llegar al lugar de los hechos fue a una joven –de aproximadamente 17 años– semidesnuda, ubicada al lado de las armas y los banderines del grupo terrorista, como si fuera un trofeo de guerra. Aquella escena la impactó de tal forma,que al momento de salir al aire, no lo logró.

Esta es una de las varias anécdotas que Ruiz ilustra en su libro En el filo de la navaja, que lanzó en la última edición de la Feria del Libro en Bogotá, frente a un auditorio lleno y en el cual sostuvo una emocionante conversación con la reconocida periodista Mabel Lara.

Yolanda Ruiz Ceballos (Pasto, 1964) es egresada de la Universidad Externado de Colombia. No sólo ha transitado por los medios de comunicación más importantes del país, sino que se ha convertido en la primera mujer en ocupar el cargo de directora de servicios informativos. Hoy en día, desempeña dicho cargo en RCN radio, donde, desde las 5:45 de la mañana prende su micrófono para brindarle a la audiencia un periodismo bajo los criterios de responsabilidad, rigor y respeto.

En su carrera ha recibido dos premios Simón Bolívar y ha sido premiada por la Asociación de Periodismo de Cronistas del Espectáculo como mejor presentadora de noticias, entre otros. Sin embargo, dice que una de sus mayores recompensas ha sido el libro que, aunque lo quería publicar desde hace diez años, apenas hace uno comenzó a materializar la idea.

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En el filo de la navaja cuenta las historias que hicieron pensar, llorar, sufrir y reflexionar a la periodista. Aunque Ruiz aclara que el propósito del libro no es dictar cátedra –ya que considera que en materia de periodismo no existe una fórmula mágica–, pone en evidencia aquellos dilemas éticos con los que se enfrentan los periodistas a diario. “No quiero contarle a la gente qué es lo que hay que hacer, sino qué es lo que yo he hecho. Lo que comparto son esas reflexiones que yo aprendí a través de esas historias”, aclara.

Recuerda, por ejemplo, una de aquellas historias donde un pariente de un secuestrado le rogó no publicar información sobre el hecho, puesto que la negociación que estaban adelantando para que liberaran a la persona en las próximas horas, podría estropearse si se publicaba la noticia en los medios de comunicación. “Tienes la noticia confirmada, tienes la primicia, tienes tu chiva… ¿Qué haces? ¿La publicas o no la publicas?”, cuestiona al público. La solución, según ella, se podría encontrar en los principios básicos del periodismo que proponen no mentir deliberadamente, confirmar las fuentes antes de publicar y contrastar estas fuentes, con el fin de conocer las diferentes caras de lo sucedido.

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La ética de las personas y en especial de quienes ejercen tan apasionante profesión es uno de los ejes centrales del libro, puesto que desde pequeña a Yolanda le enseñaron en su hogar a hacer las cosas bien. “Que usted pueda, el día de mañana, mirar de frente a sus hijos sin agachar la cabeza”, es el consejo más valioso que le ha dejado su madre y con el que ha entendido, además, que son las emociones humanas las que hacen mejores periodistas. En este punto, cabe destacar la intervención de Lara al recalcar que “es esa humanización del oficio lo que hoy nos hace tanta falta en medio del rating, las redes y la posverdad”. De todo esto, Ruiz concluye que el respeto y la distancia son la cuota inicial para hacer un buen periodismo.

La objetividad fue otro tema que se contempló a lo largo del libro. Yolanda Ruiz no cree en la objetividad del periodista, ya que este hace su labor bajo su condición de humano. “En Twitter me insultan por no ser objetiva. Yo les digo que somos seres humanos y estamos permeados por nuestras ideologías y creencias”, apunta. A esto le adiciona aquel conflicto de interés que existe al ser la directora de un noticiero que pertenece a un poderoso grupo económico del país. A pesar de esto, Ruiz mantiene su línea editorial de forma independiente, equilibrada y transparente. “Cuántas mentiras hemos ayudado a propagar y cuántas verdades a medias por falta de una pregunta, de una dosis de duda. Los periodistas a veces publicamos lo que queremos escuchar y no lo que nos dicen”, reclama airada.

Al caer la tarde, después de 45 minutos de conversación, Mabel Lara concluye con una de las preguntas más esperadas por la audiencia. ¿Existen preguntas chimbas?, cuestiona a la periodista entre risas. “No creo. En la mayoría de entrevistas el mejor pedazo ha sido el de las preguntas chimbas, que son aquellas humanas, sobre lo que se piensa, se cree y se siente. Ahí se conoce al personaje”, remata.

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