Por Mariana Quintero, Estefanía Giraldo y Melisseth Murillo // Directo País
En lo único que parece haber un consenso claro en la campaña por la presidencia de Colombia, que el domingo elige al próximo presidente del país, es la necesidad de un cambio político que supuestamente tendrá a los jóvenes como principales protagonistas. Este es el panorama actual.
Doce millones de jóvenes tendrán el poder de decidir el rumbo de las elecciones luego de que protagonizaran una de las movilizaciones ciudadanas más largas y masivas de la historia reciente del país cuando estudiantes y movimientos sociales decidieron tomarse las calles del país para rechazar un proyecto de reforma tributaria, que gravaba bienes y servicios básicos en plena pandemia.
Después de meses de protestas y represiones, la reforma fue retirada por el gobierno de Iván Duque junto con un proyecto que reivindicó una vieja demanda social: la gratuidad de la educación pública. Aunque las protestas no lograron que todas las demandas de cambio se realizaran, ni que sus múltiples movimientos se unieran, los jóvenes retomaron un papel protagónico en la política colombiana que no tenían desde el movimiento de la Séptima Papeleta, que cambió la vieja Constitución de 1886.
En esos tres meses, los jóvenes mostraron una fuerza política reformadora y fresca, aguantadora y multicolor, que si decide acudir a la urnas y derrotar el tradicional abstencionismo electoral, elegirán presidente.
La pregunta es si lo harán.
Algunos sí, como es el caso de Puro Veneno, un colectivo de jóvenes que aunque ya protestaba desde 2019, se consolidó en el estallido social de 2021. Tras las protestas, se ha puesto en la tarea de incentivar el voto y a ofrecer información sobre el disgusto e inconformidad de los jóvenes con el actual gobierno.
Según una reciente encuesta titulada “Qué sienten, piensan, y quieren los jóvenes colombianos”, contratada por la Universidad del Rosario y el diario El Tiempo, las demandas de los jóvenes que no resolvió el Paro Nacional son la falta de oportunidades laborales, de acceso a una educación superior de calidad, la inseguridad, la desigualdad del país y las faltas de garantías al protestar y los abusos por parte del Estado.
La violencia estatal acompañó a las movilizaciones de los jóvenes en 2021. Durante el estallido social, se presentaron 5808 casos de violencia policial, en los que hubo homicidios, casos de violencia ocular y violencia sexual, según la ONG Temblores.
“Teníamos más de cuatro compañeros que perdieron la vista por disparos de ESMAD, teníamos compañeros que fueron encarcelados por salir a movilizarse, y eso fue más lo que nos motivó a salir a protestar, además de todas las demandas que no han sido resueltas”, dice Amok, apodo del líder de los Escudos Azules, un grupo que hace parte de la Primera Linea, y que pidió anonimato por temor a represalias de las autoridades.
Aunque los jóvenes claman al gobierno por un cambio radical y una solución real a los problemas que los aquejan, aún no es claro si ese inconformismo se va a traducir en votos el próximo domingo. A juzgar por las votaciones de los Consejos de Juventud, la respuesta sería no.
“Para los consejos de juventud solo votaron el 10 por ciento de los jóvenes”, dijo Juan Pablo Medina de 27 años, estudiante de maestría en Políticas Públicas de la Universidad de los Andes. “Es decir, solamente votaron un millón 200 mil jóvenes de doce millones que estaban habilitados. Si bien estas votaciones no fueron presidenciales, sin duda alguna marcan una cierta tendencia de que todavía hay abstención en el sector juvenil para votar”.
En la citada encuesta son más los jóvenes que dicen que quieren denunciar (64 por ciento) o exigir rendición de cuentas de los gobernantes (59 por ciento), que participar en política (36 por ciento).
“A los jóvenes nos abrieron espacios de participación”, dijo el estudiante Cristian David Rengifo Valencia. “Muchas veces se queda en las calles ya que al momento de votar se ve una deserción muy alta de los jóvenes, esto se pudo evidenciar en los consejos de juventud”
Con tan pobre antecedentes, algunos piensan que pese a que los jóvenes marcharon durante tres meses, y resistieron la violencia del ESMAD y la policía, muchos no van a ir a las urnas. “Siento que es un tema más de moda, que muchos de los jóvenes salieron a marchar por moda”, dijo Rengifo, de 26 años. “Y esta situación se ve reflejada en la deserción en las urnas”.
Otros jóvenes consultados creen que los cambios que piden no se van a tramitar en un cambio de gobierno y dudan del sistema político y de la democracia como tal.
“El estallido social no puede quedarse simplemente instrumentalizado con una política electoral”, dice Amok, que se caracteriza por siempre lucir ropa de color negro y gafas oscuras.
“Podría existir un reflejo de que la juventud también salga a votar como no se vivía hace mucho tiempo, sin embargo siento que no es el cambio”, dice Natalia Parra, de 25 años, que hace parte del esquema de derechos humanos del grupo Escudos Azules, que es del la Primera Línea.
Sin embargo la encuesta del Rosario, que entrevistó en abril pasado a más de dos mil jóvenes en las principales ciudades del país, dice que el 80 por ciento de los jóvenes colombianos, definidos en el rango de edad entre 18 y 32 años, van a votar el domingo.
“Salí a marchar por la desigualdad de mi país, porque yo vivo de manera muy privilegiada pero me duele que hayan personas que no tienen acceso a una vivienda o una buena educación, los cuales son derechos básicos que se deben garantizar”, dijo Laura Henao, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Javeriana y miembro del grupo feminista Artemisa. Ella cree que es importante que los jóvenes salgan a votar y que esa es su razón para motivar a los demás a ir a las urnas.
A sus 18 años, Sara Peñuela, estudiante de francés, no solo hizo parte de las marchas sino que también piensa que es importante votar. De pequeña ha vivido situaciones difíciles y le ha costado salir adelante. veían cómo algunos de sus compañeros de colegio llegaban sin desayunar a clase, pues sus padres estaban desempleados.
Estas circunstancias la motivaron a involucrarse en las protestas sociales y luchar por una mejor calidad de vida, no solo para ella, sino también para su entorno, por medio de su grupo activista en la red social Facebook llamado “Viva el paro nacional”.
“Las redes sociales han hecho que los jóvenes sean más conscientes, pues nos ayudan a estar interesados, que como jóvenes debemos ser partícipes y críticos para aportar ideas y soluciones, tenemos derechos a ser escuchados”, dijo Peñuela.
Esta nueva generación ha adquirido más interés y conocimiento sobre la historia de Colombia y buscan la manera de mejorar un país, un cambio con menos injusticias, violaciones de derechos humanos, pobreza e inseguridad.
“Puede que las votaciones sean conscientemente o por moda, depende del sector juvenil, si estamos hablando de jóvenes que han vivido en carne propia los flagelos del país y se encuentran en el ‘ninis’(Jóvenes que ni estudian ni trabajan) y viven en sectores vulnerables, son jóvenes que si votan consciente”, dice Juan Pablo Medina, de 27 años, estudiante de la maestría en Políticas Públicas de la Universidad de los Andes. “Sin embargo hablamos de otros jóvenes que no viven este tipo de cosas y viven en otras dinámicas, creo que si están votando por moda”.
Esto lo reflejan varios grupos con objetivos de cambio, por medio de sus ilustraciones, publicaciones y opiniones, que ayudan a que los jóvenes adquieran más información detallada de lo que sucede en el país y decidir qué es lo mejor para ello.
“Yo creo que la democracia si va a ser mucho más fuerte en la medida en que la ciudadanía vote”, dice Medina, que cree que este año se ha visto un gran interés en los jóvenes para participar en estas elecciones.
“El estallido social que hubo en el 2021 si va a generar que haya una mayor votación por parte de los jóvenes”, dijo Mateo Pachón, de 27 años, politólogo y estudiante de maestría de Gobierno del Territorio y Gestión Pública en la Universidad Javeriana.
“(Esto) basándose en un análisis retrospectivo de lo que fueron las elecciones legislativas en donde claramente hubo un voto mayor por parte de los jóvenes hacia representantes que se configuran en el imaginario de esta población como una correa de transmisión de sus demandas hacia el sistema político institucional”, agregó. “El estallido social lo que generó fue un incentivo positivo para que acudan a las urnas porque claramente es un proceso en donde los jóvenes tienen que tener algo que los motive a participar, que en este caso fue la represión por parte de la policía y el movimiento de las redes que creó un clima de opinión”.
“El activismo se verá en las urnas por parte de los jóvenes de 18 años, esa juventud que no ha votado, no ha tenido la oportunidad de votar en los últimos años, son los que van a definir nuestras elecciones porque las personas que salieron y marcharon y no ejercen su derecho al voto, en mi opinión personal no están haciendo nada y es algo absurdo”, dijo Ricardo Flores, 26 años y creador del medio informativo digital Notiteres 24, que se transmite por Instagram y Twitter.