Will Pin: un periodista que quiere mostrar que el Chocó no es lo que parece

Por Andrés Triviño V. // Redacción Directo Bogotá

 Del Chocó se dice mucho, pero quienes lo están contando no son del territorio; son personas de afuera que muchas veces con sus narrativas, sesgadas y con poco conocimiento de la comunidad, solamente resaltan la violencia, la pobreza y la corrupción. Muestran una cara poco amable y olvidan por completo la pasión, la alegría y la tradición ancestral que caracteriza a su gente.

Will Pin es un periodista chocoano que por medio de su trabajo quiere mostrar la cara más amable de su departamento

En Quibdó, encontramos a un hombre que desde lejos resalta por su llamativa sonrisa: Willer Pino Córdoba o mejor conocido por todos como Will Pin, un “joven de espíritu”, es estudiante de la primera promoción de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Tecnológica del Chocó, una institución que tiene como  lema  “contar las historias desde su propia narrativa”⎯ para mostrar una cara más amable, pero sobretodo real, del departamento⎯. 

Nació en Bebará, en un corregimiento del Medio Atrato chocoano, pero de pequeño llegó con su familia a Quibdó, huyendo de la violencia y en búsqueda de mejores oportunidades. Desde niño soñaba con “salir” en televisión y, cuando fue creciendo, se apasionó por su territorio. Por esas razones, empezó a trabajar en medios de comunicación pequeños de Quibdó para contar historias desde su perspectiva. 

Will asegura que al no tener la oportunidad de obtener un título de periodista le han cerrado muchas puertas. Siempre quiso ser profesional en el oficio, pero la carrera no existía en la capital chocoana. Tampoco podía mudarse a otra ciudad a estudiar, por todo lo que implica, y estudiar a distancia no era una opción, pues la conectividad del internet en el Chocó es muy deficiente. Aunque no le apasiona, estudió Derecho a petición de sus papás y poco a poco se ha rebuscado la vida en diferentes trabajos, mientras “por los laditos” hace lo que verdaderamente le apasiona: contar historias.  

Will es abiertamente gay y se siente orgulloso de mostrarse como es, sueña con que no sea un tema tabú en su ciudad

Desde muy joven se asumió como un hombre diverso y, aunque es muy fácil pensar que “salir del clóset” como un hombre gay en el Chocó traería consecuencias graves, Will asegura que ha tenido una vida tranquila y feliz. Incluso, ha tenido parejas sin necesidad de esconderse. Eso sí, asegura que la gente lo tiene “entre ceja y ceja”, porque tienen mucha curiosidad de los gays. “¿cómo viven?, ¿por qué son así?, ¿no es muy duro ser gay?”, son preguntas que lo rodean. Por eso, busca la formación y sensibilización de sus paisanos mediante distintos espacios. Lo habla en el trabajo, la universidad y en la calle, para normalizar el tema y que la gente no lo vea como un tabú. 

Aunque Quibdó tenga altas tasas de violencia y homicidios en contra de su comunidad, la mayoría de los crímenes reportados son a causa del control de las rutas del narcotráfico y los enfrentamientos entre pandillas. No existe un registro de una violencia sistémica en contra de la comunidad LGBTIQA+. Sin embargo, Will sueña con que este no sea un tema extraño en su ciudad, porque en ocasiones recibe comentarios homofóbicos y burlas cuando camina por las calles de la ciudad. Además, se siente incómodo cuando algunas personas lo tratan distinto por ser gay. 

Dentro de su gran trabajo social, el chocoano de 30 años es uno de los líderes de la Fundación Mareia, una organización activista etno-educativa con sedes en Cali, Quibdó, Nuquí, Bahía Solano y Bogotá. El grupo tiene como misión final fundar una universidad afrocentrada, donde se tengan en cuenta las dinámicas de los negros. La educación formal de Colombia “nunca ha tenido en cuenta las necesidades ni realidades de negros o indígenas”.  

No se puede negar que el machismo y la violencia de género son una realidad presente en la mayoría de sociedades; sin embargo, la masculinidad negra es distinta a la blanca, porque los hombres blancos suelen tener ciertos privilegios sobre los hombres negros y todos estos temas quedan por fuera de la educación formal. En Mareia, trabajan principalmente mujeres feministas y afrofeministas que, mediante la cultura, exaltan el entretenimiento, la danza y la chirimía de su comunidad. Estas salvan vidas, según asegura Will. 

Junto con cuatro socios, Will trabaja en el Hostal Wontanara. El espacio afrocultural, además de ofrecer hospedaje para viajeros, tiene una amplia agenda cultural con círculos de palabras, conversatorios sobre nuevas masculinidades, vida trans y cine foros. Al disponer de espacios seguros para distintos diálogos, de alguna manera afrontan la falta de oportunidades y de acceso a la educación que sufre el departamento. 

Will dice que vivir en el Chocó es otro cuento, pero es “una chimba; es mágico”. Sus planes favoritos son caminar en el malecón de Quibdó, para contemplar los atardeceres en el río Atrato ⎯el tercer río más navegable del país, luego del Magdalena y el Cauca⎯; visitar Tutunendo, un corregimiento a 25 minutos en carro de Quibdó, declarado uno de los sitios con mayor pluviosidad del mundo, y que es adornado por su riqueza hídrica, como Sal de Frutas ⎯una cascada de aguas cristalinas y burbujeantes⎯.

Darse un “borondo”, un paseo, por la plaza de mercado también es un plan imperdible en Quibdó: se puede dar una idea del departamento mientras se degusta de un buen tapao de pescado seco, similar al sancocho; un pastel de arroz, parecido al tamal; un arroz atollado; un sancocho de tres carnes, y una longaniza. 

Para finalizar, hay que probar el viche, una bebida ancestral para la comunidad negra. Es un destilado de la caña de azúcar que se parece al chirrinchi, pero definitivamente no tiene punto de comparación. Existen 31 variedades distintas, una por cada región del departamento. Además, tiene propiedades afrodisíacas y medicinales. En el Chocó, es una bebida espiritual que les empiezan a dar a sus bebés desde los tres meses para protegerlos del mal de ojo y, dependiendo de la región de donde provenga, puede ser preparado por hombres o mujeres. 

Sin embargo, Will asegura que la experiencia más bonita que se puede tener en Quibdó es caminar sus calles; hablar con la gente y con la señora que vende la fruta, el jugo, la caña, el chontaduro; “ver el amor y la pasión en cada persona”. Hay mucha solidaridad entre todos y se notan las ganas que hay por cambiar la realidad, por ofrecer una mejor calidad de vida para sus habitantes.  

Will no quiere mentir u ocultar lo que sucede en su territorio, pero sí “cambiar el chip de lo que es su departamento”. Esto lo refleja con su amplio trabajo por la comunidad. Quiere mostrar al mundo lo bonito que es el Chocó, normalizar la riqueza de la biodiversidad, la cultura y no la violencia. Con la sonrisa y la energía arrolladora que lo caracteriza, Will sueña con dejar un mejor territorio para las nuevas generaciones que habiten su territorio. 

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Es un proyecto de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, dedicado al periodismo digital, la producción audiovisual y las narrativas interactivas y transmedia