Por: Gabriela Suárez Cruz // Fotoperiodismo
Cuando no están marcando goles o corriendo en canchas deportivas, los futbolistas deben administrar sus asuntos personales y sus vidas cotidianas. Y Lina Gómez no es la excepción: sus deseos de grandeza y éxito en el fútbol de nuestro país (y del exterior) son complementados por sus estudios universitarios y sus emprendimientos alimenticios.
A Lina Gómez le corresponderá siempre un lugar en la historia del fútbol profesional femenino de nuestro país. La atacante anotó el primer gol en un clásico capitalino vistiendo la camiseta de Millonarios, club con el que ya completa dos temporadas. A lo largo de su carrera también ha portado las camisetas de La Equidad y Fortaleza, además de la selección Colombia sub-17. Pero cuando se apagan las cámaras y el árbitro pita el final del partido, ella vuelve a ser Lina Gómez.
Estudiante de Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Sergio Arboleda, Lina es una persona común y corriente. No le gusta llamar la atención, prefiere pasar desapercibida y, además, tiene sus objetivos muy claros: quiere estudiar dirección técnica, no necesariamente para ejercer la carrera de entrenadora. De hecho quiere tener más bases para cuando salga al mundo profesional y ejerza como periodista deportiva.
La atacante es la menor de tres hermanas, y desde pequeña se destacó por su habilidad con el balón. Uno de sus vecinos sugirió a sus padres que la inscribieran en un club para que se formara, e ingresó a New Soccer (como la mayoría de las jugadoras empezó en un club de hombres). Sin embargo, al poco tiempo, pudo inscribirse en Gol Star, una de las academias de fútbol femenino más grandes de Bogotá.
Con este club tuvo la oportunidad de disputar diferentes torneos, y siempre se destacó por su buen rendimiento; esto le permitió hacer parte de las diferentes categorías de la selección Bogotá, hasta llegar a la selección Colombia sub-17. Junto a ese equipo participó en el Sudamericano Femenino de 2016, en Barquisimeto (Venezuela).
Al inaugurarse la Liga Profesional Femenina en Colombia, debutó con la Equidad, pero su rendimiento no fue el mejor debido a una lesión en el tobillo. Posteriormente, viajó a Estados Unidos y regresó al país en 2018 para jugar con Fortaleza. Lina fue adquiriendo experiencia y, simultáneamente, mejorando su rendimiento hasta llegar a Millonarios, donde ha vivido algunos de los mejores momentos de su carrera.
Llevará siempre el 17 de julio de 2019 en su mente, y la historia del fútbol femenino recordará también: este día se disputó el primer clásico capitalino de la historia en el estadio Metropolitano de Techo. En el minuto 50, tras un pase filtrado por izquierda de Lisseth Moreno, Lina remató al arco desde el borde del área y anotó el primer gol. Fue algo tan significativo que, incluso, se lo tatuó.
La liga colombiana dura aproximadamente tres meses, y esto afecta profesionalmente a las futbolistas. Aunque los contratos suelen extenderse por un mes más, el resto del año deben buscar otra fuente de ingresos para satisfacer sus necesidades. Es por esto que, junto a sus hermanas, fundó Helados Tasty Pet y Pines Pinap, dos emprendimientos que ha intentado sacar adelante.
Cuando no está vinculada al club, se mantiene en forma con un entrenador personal y cumple con sus respectivas materias en la universidad. Sabe que aún le falta mucho para llegar al nivel al que aspira, pero su futuro es prometedor: su objetivo es poder continuar su carrera deportiva en el exterior. Actualmente se encuentra disputando la fase final de la liga y su mayor sueño es llegar a la final. Tiene claro que su nivel debe seguir mejorando para que, en un futuro, pueda conformar la selección Colombia de mayores.
Ser mujer en un deporte para hombres