El barrio que Gustavo Petro creó en Zipaquirá

Por María Katherine Valencia Pedroza

Se llama Bolívar 83 y el presidente electo lo creó en terrenos que eran de la Iglesia. Hoy es un barrio de invasión: el más deprimido del municipio de Cundinamarca. 

Foto panorámica plaza principal de zipaquirá tomada por Katherine Valencia Pedroza

Con más de diez millones de votos, Gustavo Petro ganó las elecciones presidenciales y, desde este 7 de agostó, gobernará el país los siguientes cuatro años. Por primera vez, un militante de izquierda ocupará el cargo público más importante del país. Petro, además, fue miembro de la guerrilla del M-19, que en marzo de 1990 firmó un acuerdo de paz con el gobierno de Virgilio Barco.

Guerrilla urbana armada que durante 16 años dejó dolor y muerte a su paso, recordada por El Centro Nacional De Memoria con 557 secuestrados, 4.076 armas robadas a la policía en el Cantón Norte y algo más presente en la memoria de los colombianos, la toma al Palacio de Justicia. 

Foto tomada por: María Katherine Valencia Pedroza

La guerrilla del M19 es recordada por el robo de más de 4000 armas del Cantón Norte, el robo de la espada de Bolívar y, más que nada, por la toma del Palacio de Justicia, en 1985. Menos conocida es la historia del barrio Bolívar 83, en Zipaquirá (Cundinamarca). El barrio fue fundado en 1983 por el presidente electo, Gustavo Petro, durante sus días de militancia en el M19.

Según un especial de la Revista Semana publicado el pasado 25 de julio, Cecilia Garnica y Elder Cuervo fueron las primeras mujeres beneficiadas con un pedazo de tierra que Gustavo Petro -entonces Personero de Zipaquirá- les entregó a una población de marginados sociales en los años ochenta para hacer una toma a El Cedro. Desde entonces, el lugar fue considerado un barrio de invasión, pues como consta en el texto  “En busca de la juventud desobediente y activista de Gustavo Petro” (2018), el terreno pertenecía desde el siglo XIX a la Catedral de la Santísima Trinidad y San Antonio de Padua.

Imágen de http://www.oigahermanohermana.org/

Para dar vía libre a la existencia del barrio Bolívar 83, “la carta al pueblo”, escrita por Petro,  fue la clave. En  una entrevista al canal Aprecuz, principal medio de comunicación del municipio, el hoy presidente electo dijo que en esos años era un periodista y militante del M-19 con cuya carta comenzó la ocupación de los terrenos donde se levantaría el barrio. 

Lo que desconocían estas personas es que, a través de este documento, quien habitara el terreno sería señalado como partidario del M-19. Así, el barrio Bolívar 83 sería calificado como un territorio de guerrilleros. Además, las letras de igualdad social y obrera de este documento estaban basadas en una división de la ANAPO conocida como ANAPO de  Socialista, descrita por la Red Iberoamericana de innovación y conocimiento científico (1997) como “la primera división que se dio en las filas de la ANAPO, motivada por las inconsecuencias de la dirección de María Eugenia Rojas”. Ratificando para el municipio de Zipaquirá que además de partidarios de la ideología militante quien viviera en el lugar sería totalmente “un izquierdia de medio pelo”, como solían referirse en aquel entonces los barrios de estrato alto ante este sector olvidado entre las colinas.  

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Foto de Extrategia Medios

Así como para Bogotá el extinto Bronx era un lugar que operaba bajo sus propias leyes, donde se efectuaron toda clase de crímenes, para el municipio de Zipaquirá, hoy el barrio Bolívar 83 es un lugar en el que habitan ladrones y consumidores de droga más peligrosos del municipio. Así lo deja ver una crónica escrita por Fernando Salamanca en El Tiempo

El barrio, que para el joven Gustavo Petro, entonces de 22 años, sería el más próspero, se convirtió en el más deprimido de Zipaquirá.  Fue precisamente en aquel sitio donde buscó  protección cuando en 1985, como militante del M-19, fue capturado por las Fuerzas Militares de Colombia. Tenía un vestido amarillo desgarrado y caminaba descalzo. Tenía las manos amarradas a la espalda con una soga que agarraba de la otra punta uno de los tres soldados que lo custodiaban”, cuenta en su texto Salamanca. 

Desde entonces, el barrio carga con el estigma de ser considerado la ‘oveja negra de Zipaquirá. Hoy, quien pase por el sector debe pagar retenes que reciben dinero, ganado, leche y otros productos. Son las cuotas que deben pagar transportadores para poder circular por un lugar  en terreno vedado, en el barrio más peligroso del municipio. 

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