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La nueva normalidad de los animales del Parque Jaime Duque

Por: Diana Karina Silva Gómez // Redacción Directo Bogotá


Después de seis meses de cierre, el icónico Parque Jaime Duque, ubicado en Tocancipá (Cundinamarca), reabrió sus puertas el pasado 12 de septiembre. En su Bioparque Wakatá, el reconocido “parque de los colombianos” combina, con el seguimiento de los nuevos protocolos de bioseguridad, la recreación familiar con la educación y la conservación de la fauna. Tras la reapertura, la vida de los animales que allí habitan ha cambiado.


*Fotos de Diana Karina Silva Gómez

FOTO: Desde su inauguración en 1983, el parque nunca había estado cerrado al público por tanto tiempo.

A pesar de la lluvia de las diez de la mañana, los 26 empleados del zoológico iniciaron labores con todos los protocolos al día. Un grupo de colaboradores estaba encargado no solo de dar la bienvenida a los visitantes, sino de desinfectar también su ropa y sus manos. La mayoría eran familias con niños y, por la forma en que saltaban y corrían de sus vehículos a las taquillas, se notaba que no cabían de la emoción.


Una vez dentro podía comprobarse que el parque estaba intacto, como si no hubiesen transcurrido esos meses de abandono. El pasto, recién podado; las flores, con sus vibrantes colores; las banderas, insignia de su fundación y del departamento, ondeando desde lo alto; su tren panorámico, listo para dar la primera vuelta.

FOTO: El Bioparque Wakatá alberga a 620 animales de 110 especies diferentes de aves, mamíferos y reptiles.

Me dirigía al zoológico al comenzar mi recorrido y, conforme avanzaba, iba escuchando el canto de las aves residentes del parque: tinguas, guacamayas, loros y pavos reales. Como era tan temprano, fuimos pocos los afortunados en llegar a la hora en que estos animales desayunan. En general lucían bien, aunque se sentía un poco el estrés y la confusión que les producía volver a ver personas tan sorpresivamente.


En su isla, los primates movían sus cabezas de lado a lado, sin cesar, manteniendo la mirada fija en todos los extraños que los observaban desde la otra orilla. Las guacamayas y los loros empezaron a hacer sus ruidos característicos, imitando la voz humana, y hasta se les escapó una que otra grosería. La pareja de leones, que, según su guía, siempre están reposando o dormidos, permanecían muy atentos a su entorno. Los flashes de las cámaras y los gritos de los niños incluso llevaron al macho a acercarse a la cerca del perímetro para orinar y así marcar su territorio.


Si bien algunos dicen que los animales no sienten y no se dan cuenta de las cosas, este momento lo desmintió sin duda. La vida humana no fue la única que dio un giro radical en estos últimos meses, sino también la de los animales, que son perfectamente conscientes de lo que sucede a su alrededor.


Estrategias para sobrevivir


Desde el 16 de marzo, ya sin los ingresos de las entradas, el Parque Jaime Duque se vio obligado a gastar sus ahorros e incentivar el apadrinamiento por parte del público de los animales del zoológico. Para ello idearon una serie de estrategias para garantizar su subsistencia, como el “Plan Padrinos Wakatá”, la venta anticipada de boletas (con vigencia hasta de un año después de la reapertura) y las donaciones directas, con un monto mínimo de 30.000 pesos.


En agosto se agotó el fondo destinado a emergencias del parque, y la Corporación Autónoma Regional y la Gobernación de Cundinamarca, bajo el marco del convenio 0978 de 2020, comenzaron a hacer entregas semanales de alimentos a cuatro zoológicos del departamento, incluyendo al del Jaime Duque. Según Cindy Alonso, miembro del Grupo Fauna de la CAR, esta alianza tiene como finalidad apoyar a estas instituciones durante el tiempo de pandemia y suplir las necesidades nutricionales de los animales.

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“Adicional a las ayudas de la CAR y la Gobernación, hemos recibido donaciones de ganado por parte de algunos vecinos de la región, así como ayudas de nuestros proveedores de mercado y medicamentos”, manifiesta Catalina Rodríguez, directora del Bioparque Wakatá. Sin embargo, estos aportes apenas los mantuvieron a flote, puesto que los gastos de alimentación y cuidado de los 620 animales ascienden, en promedio, a los 200 millones de pesos mensuales.


Protocolos en regla


Desde que el Ministerio de Salud aprobó el 21 de agosto los protocolos de bioseguridad para la apertura de parques de diversiones, el Jaime Duque se dispuso a trabajar en su implementación para así poder abrir lo más pronto posible. Entre las nuevas medidas que entraron en vigor están la toma de temperatura al momento de ingresar, la desinfección de calzado y el uso continuo de gel antibacterial antes de hacer uso de cualquier atracción. La capacidad del parque se reduce al 30% del aforo, con el fin de mantener el distanciamiento social entre grupos familiares. Además, se promueve la compra de boletas por internet para minimizar el contacto con los usuarios.


FOTO: Para el ingreso a los recintos de los animales es obligatorio el uso del tapabocas por parte del personal a cargo.

“Desde el Bioparque, tomamos medidas adicionales con los animales, como desinfectar suelas y entrar obligatoriamente con tapabocas a los recintos de felinos, primates y mamíferos, como el hipopótamo, para evitar la transmisión de virus y patógenos”, añadió Rodríguez.


El Parque Jaime Duque es, pues, el primer parque recreativo en Colombia en recibir el sello “Check In Certificado” del Ministerio de Industria y Comercio. Esta distinción acredita el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad para evitar el contagio de la COVID-19. Con este respaldo del Gobierno nacional se espera que los visitantes se acerquen con total tranquilidad. Para ello, el equipo de comunicaciones del parque está promocionando su reapertura a través de redes sociales. El objetivo es fomentar la reactivación económica teniendo en cuenta que lo más importante es salvaguardar la vida de sus colaboradores, de sus visitantes y, por supuesto, de sus animales.

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