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“¡El periodismo es mi lugar en el mundo!”: Diana Salinas
Por: Julio Andrés Artuz Valdivieso // Revista impresa
Diana Salinas, cofundadora del medio independiente Cuestión Pública, es una destacada periodista que ha ganado tres premios Simón Bolívar. Conversamos con ella sobre periodismo, los obstáculos a los que se ha enfrentado con su medio independiente y los medios de comunicación tradicionales.
Aunque Diana Salinas estudió Literatura, decidió que su vida estaba en el periodismo: a esta caleña —feminista, fanática de los libros y de la música—, que se define como una mujer líder, terca y competitiva, le interesan los temas relacionados con la verdad y la justicia. Y encontró en este oficio una manera de explorarlos e investigarlos, de contar aquello que incomoda al poder y que algunas veces pasa “de agache” en los medios tradicionales.
Quienes la leen y la conocen saben que unas de sus mayores características son su gran olfato y rigurosidad para investigar. Y esas virtudes no solo la llevaron a pasar por distintos medios de comunicación, sino a ser reconocida con tres premios de periodismo Simón Bolívar. Y más aún: en 2017, su pasión por la investigación la llevó a crear, junto a los periodistas David Tarazona y Claudia Báez, el medio independiente Cuestión Pública, desde donde han desarrollado extensos y profundos trabajos periodísticos. Por medio de datos y evidencias, el equipo ha cuestionado los intereses económicos y políticos de todas las orillas.
De ese modo, Diana ha construido un espacio distinto que propicia un periodismo de contrapoder en pos de mantener a los ciudadanos bien informados. Esta es una verdadera cruzada, ardua y valiente, en este país con tantos conflictos e intereses ocultos. Por eso hablamos con ella de sus batallas, el oficio, su medio y los desafíos futuros de Cuestión Pública.
Directo Bogotá [DB]: ¿De dónde nació su gusto por el periodismo?
Diana Salinas [D. S.]: Me di cuenta de que quería ser periodista como a los doce años. Entre todas las tareas que yo hacía, me fascinaba sentarme a escribir. Me acuerdo de que le pregunté a mi mamá sobre qué profesión tenía que ver con escribir, y ella me dijo que podía ser escritora o periodista. Cuando ya pasé a la universidad, me convencí de estudiar Literatura, pero terminando la carrera dije: “¡Yo quiero ser periodista!” [ríe a carcajadas]. Tenía mucho gusto y sabor por ser periodista. Y me decidí como a los 27 años, y me fui a hacer una maestría. ¡El periodismo es mi lugar en el mundo! Puedo dejar casi todo tirado por el periodismo.
DB: ¿Cómo ha sido su camino en el periodismo?
D. S.: Ha sido un camino muy duro; nada en la vida se me ha dado fácil, y con esto no me quiero poner en el lugar de víctima. Considero que cada una de las cosas que he querido hacer me han costado mucho trabajo, sobre todo mental. Cuando hice mi maestría, ¡ja!; yo no sé si era la peor estudiante, pero sí era como una de las más malitas porque venía del mundo de la Literatura y para mí escribir era otra cosa. Me enseñaron un periodismo supertajante. Pero rápidamente encontré un lugar en el diario La Nación de Argentina; trabajar allí fue un trofeo. Ahí aprendí a ser rigurosa como periodista.