-
//
-
Arte para resistir en tiempos de paro
Por Laura Tatiana Vargas Lizarazo // Revista impresa
Durante el Paro Nacional, las calles se llenaron de expresiones artísticas y culturales que acompañaron las demandas de los ciudadanos y enviaron un mensaje social y político. Bailarinas de vogue, percusionistas y grafiteros de Bogotá demostraron que el arte es sinónimo de lucha, revolución y resistencia.
El poder del vogue
Al principio todo era miedo, nerviosismo e incertidumbre, pero, una vez comenzó a sonar la música electrónica, esos sentimientos se transformaron en valentía, empoderamiento, fuerza y alegría. El escenario fue la entrada del Palacio de Justicia, en la Plaza de Bolívar de Bogotá; el público, una multitud de manifestantes que aplaudían y gritaban a una sola voz. Integrantes del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) las rodearon e intentaron detenerlas, pero ellas resistieron con coraje: a punta de vogue —una expresión artística que cobró fuerza en los años noventa— lograron transmitir las demandas de la comunidad LGBTIQ+.
Piisciiss, Neni Nova y Axidr son tres personas no binarias, es decir, no se identifican totalmente como hombres ni mujeres. Ellas se hicieron conocidas por protagonizar un video en el que aparecían bailando vogue al ritmo de la guaracha en los buses e instalaciones de TransMilenio. El propósito del performance era visibilizar a las personas transgénero y no binarias, frecuentemente excluidas, violentadas y marginadas en el espacio público. “Nadie esperaba que tres personas de quienes no se sabía si eran hombres o mujeres hicieran una danza muy particular con guaracha en el TransMilenio. Eso generó un gran impacto. Usamos el vogue femme para mostrar la violencia que se vive en el transporte público”, dice Piisciiss.
***
El vogue o voguing es una expresión artística que se creó en la década de 1960, en Nueva York. En ese entonces ser gay o lesbiana o vestirse con ropa que no correspondiera al género socialmente impuesto implicaba una prohibición de disfrutar de la vida nocturna. Por ello, estos espacios ocultos o ballrooms permitían que las personas de la comunidad LGBTIQ+ se encontraran y se expresaran con libertad. El vogue específicamente hace una coreografía imitando las poses de las modelos de la revista Vogue —de ahí proviene el nombre— y de los maniquíes de la quinta avenida de Nueva York. Actualmente cuenta con tres estilos: old way, new way y vogue femme.
“La cultura ballroom y la danza vogue nacieron en la resistencia, en la lucha de los derechos, de la aceptación, de la visibilidad. Esa esencia ha permanecido durante muchos años y siento que por eso fluyó tan bien con todo lo que está pasando en nuestro país. Aunque no estamos en los años setenta ni en los ochenta, todas esas problemáticas sociales siguen vigentes”, explica Piisciiss.
Lea también: Una protesta en fragmentos
Este movimiento artístico permitió visibilizar el descontento social, político y económico de la comunidad LGBTIQ+ en Colombia durante el Paro Nacional. Sin embargo, para Piisciiss, Neni Nova y Axidr, bailar al lado del Esmad no fue algo planeado sino totalmente espontáneo. El 28 de abril, primer día de la manifestación, ellas salieron a marchar para demostrar su inconformidad con la reforma tributaria y otros problemas del país. El ambiente en la Plaza de Bolívar era tenso: había disturbios y mucho enojo colectivo. Ante ese panorama oscuro, las tres decidieron poner música y comenzar a bailar.
Las personas que estaban cerca formaron inmediatamente un círculo alrededor de ellas gritando y aplaudiendo en señal de apoyo. La euforia del momento era tan grande que, sin saber muy bien cómo, las tres terminaron en la entrada del Palacio de Justicia, bailando junto a los miembros del Esmad.
***
“Sentí mucha energía, como si hubiera tomado diez Red Bull al tiempo. Nosotres como personas LGBTIQ+ soportamos críticas, violencia y discriminación, pero en ese momento todos nos apoyaron. Esa es nuestra verdadera esencia: amar y empatizar. Para mí fue un momento de mucha adrenalina no solo por los manifestantes, sino también porque vi de cerca la cara de algunos integrantes del Esmad. Estos hombres no sabían cómo abordar la situación y, por breves momentos, recuerdo ver sus ojos y percibir cierta confusión. Puede que sean solo suposiciones, pero creo que a ellos también se les movió algo ahí dentro porque, al final, no dejan de ser personas. Eso es lo importante del arte: la capacidad para penetrar en el corazón”, dice Piisciiss.
Antes y después del espectáculo el ambiente fue tenso y violento, pero en el momento en que sonó la música y bailaron, por ese breve lapso, el sentimiento de ira de los manifestantes se neutralizó. El vogue, como expresión artística, logra tocar ese lado sensible de las personas, mover fibras y transmitir mensajes. Esto se hizo todavía más claro cuando el Esmad rompió su formación, y ellas se convirtieron en el centro de atención. En el fondo se escuchaban las ovaciones, los aplausos y las arengas, y se veían a lo lejos las banderas de Colombia ondeando en toda la Plaza de Bolívar. Es la postal de un momento icónico.
“Hemos perdido el verdadero significado de la empatía, el amor y la libertad. Si logramos, a partir de todo esto, volver a reconectar con todas estas definiciones, si las resignificamos, siento que Colombia va a dar un paso muy grande. En nuestro país la violencia ha sido un lenguaje normalizado, una forma de relacionarse con el pueblo. Nosotras somos fieles partidarias de que se puede protestar pacíficamente, sin violencia, por medio del arte”, concluye Piisciiss.
***
La fuerza de las batucadas
Los nervios se sienten desde la noche anterior; algunos no pueden dormir pensando en los golpes que darán el día siguiente. Por la mañana desayunan algo rápido y toman el transporte público antes de que lo bloqueen. Llegan al lugar, cuadran la logística, se enumeran,