Por: Juan David Niño – Tatiana Reyes // Periodismo de opinión
El pitazo final sonó y el balón dejó de rodar, nadie lo esperaba. Los estadios se desocuparon, los entrenamientos terminaron y las ligas se aplazaron. El regreso del fútbol parecía estar en duda y pasó a ser un tema de segundo plano; solo quedó en el recuerdo ese último grito de gol.
El balompié siempre había sido una ruta de escape de la realidad, 90 minutos en los que se podía olvidar de todo, en que lo único que importaba era que el equipo que se apoyaba terminará siendo el vencedor. Parece increíble que el deporte rey desapareció de la noche a la mañana, como casi todo, y aunque va regresando poco a poco, la realidad es que el fútbol pasó a un segundo plano, ya que hay cosas más importantes en esta coyuntura.
La situación actual dejó a la vista que el fútbol, desde hace mucho tiempo, dejó de ser un espectáculo y pasó a ser una industria económica, una de las más poderosas. De igual manera, la pandemia dejó al desnudo la frágil organización económica del deporte rey, que hoy pasa por uno de sus peores momentos; es un negocio privado que subsiste de la venta de taquilla, los abonos, los patrocinios y la televisión, que, recordemos, es cobrada en muchos países para tener acceso a diferentes ligas. Las pérdidas económicas han sido enormes, se calcula que la liga BetPlay perderá cerca de 80 mil millones de pesos, según lo declaró el presidente de la Dimayor, Jorge Enrique Vélez. Mientras que La Liga de España podría perder hasta 700 millones de euros y la Premier League perdería casi 1411,98 millones de euros, según el Diario AS.
Los equipos tuvieron que buscar estrategias de mitigación y llegaron a acuerdos con sus jugadores para disminuir salarios y algunas ligas se vieron forzadas a dar por terminada la temporada, caso del fútbol femenino en gran parte de Europa.
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A pesar de eso, parece que las ligas y los socios comerciales tuvieron que reinventarse, como muchos otras negocios. Hoy, los canales deportivos transmiten solo recuerdos de lo que solía ser el fútbol, rodeado de ruido, cánticos y alegría. La virtualidad de los eSports se tomó al balompié como lo conocíamos, ya que ahora vivimos de la emoción de ver a dos personas jugar en una consola, mientras escuchamos la narración de un juego electrónico.
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Aunque parecía lejana la idea de ver nuevamente rodar la pelota, las distintas ligas y federaciones han encontrado los caminos para devolverle la vida al fútbol. La Bundesliga, en Alemania, fue la primera en reiniciar competencias el pasado 16 de mayo, luego de un parón de más de dos meses. La vuelta del deporte rey vino acompañada de nuevas reglas, como jugar a puerta cerrada, las sillas en los bancos de suplentes deben tener más de dos metros de distancia y quienes las ocupan deben usar tapabocas en todo momento, se debe evitar todo contacto a la hora de celebrar un gol, los actos protocolarios quedaron cancelados y las ruedas de prensa virtuales son parte de la nueva realidad que acompañan al fútbol.
Parece que lo que antes era un espectáculo, los hinchas, la celebración de gol y los gritos es ahora solo un recuerdo del pasado. Aparentemente el fútbol estará rodeado de silencio y de estadios vacíos, solo llenos de imágenes de cartón o de muñecos inflables. Ahora lo único que importará es que las ligas se lleven a cabo para mitigar las pérdidas. El deporte rey se convertirá en la tarea de ir a jugar un partido, cumplir con la victoria y no perder dinero en el intento. Por ahora, las tribunas se mantendrán vacías, ya que aún se sigue jugando un partido mucho más importante, el de la salud pública mundial, y queda demasiado de esos 90 minutos.
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