A propósito de la cuarentena por el Covid-19, los fotoperiodistas de Directo Bogotá han aprovechado este tiempo en casa para retratar los objetos de sus hogares y las historias detrás de ellos. En esta entrega, un baúl.
A lo largo de la vida creemos que ocultamos un montón de secretos. Cada persona es un cajón. Sin embargo, alguna vez, me he puesto a pensar en todo los secretos, en todas esas pequeñas huellas que se esconden (tras la inmensa profundidad) de un objeto.
Siento que un objeto que siempre nos susurra acerca del pasado y que está cargado de sentimentalismos, es un baúl. Es un guardián de los secretos y de todos los recuerdos de una o más personas. Alrededor de este, rondan preguntas sobre su origen, sobre quién plantó esa semilla del árbol que terminaría hecho un baúl. También es inquietante saber el número de personas que lo acariciaron, regaron, se protegieron bajo su sombra; quién lo taló y llevó a la carpintería, qué manos lo han manipulado, porque un viejo baúl de madera es un objeto que contiene vida.
¿Qué pensamientos rondan en aquel objeto?, ¿por cuántos años?, ¿qué anhelos lo han venido acompañando? Al mirarlo podemos hacer una pausa en nuestra vida, al tocarlo podemos sentir que junto a él viene un eco cargado de historia, cargado de aguas profundas, de mundos imaginarios, de niñez, vejez y muerte.
Un baúl de los recuerdos que nos susurra constantemente al alma y que no calla, pero que a pesar de ello, guardará por siempre los secretos de los que quieren ser escuchados, esos secretos que conviven en el viejo baúl de madera.
Del especial de cuarentena Directo en casa: Así retratamos nuestras casas