Karen Vanessa Quintero
El jueves 18 de julio el escritor colombiano Juan Esteban Constaín lanzó el libro Álvaro, su vida y su siglo, en el marco de la celebración de los 100 años del natalicio del líder conservador.
Las camionetas Toyota Land Cruiser Prado estacionadas a la entrada del colegio Gimnasio Moderno ya dan pistas de quienes pueden ser los asistentes al evento. A las 6:30 pm comienza la cita, con una puntualidad que es poco frecuente en los eventos capitalinos. Desde la puerta de la biblioteca se observan las filas atestadas de gente de cabellos blancos y particular vestir; zapatos de cuero, mocasines, tacones y sacos de paño son el común denominador.
“Parce, yo creo que soy el único que anda en tenis”, le dice un joven a su compañera que le responde con una sonrisa.
Roberto Pombo, periodista y director de El Tiempo, saluda a Juan Esteban Constaín y antes de empezar menciona el comentario que algún amigo le hizo a la entrada: “¿Cómo así que el director de El Tiempo está presentando un libro sobre Álvaro Gómez? Eduardo Santos debe estar revolcándose en su tumba”*. Todo el salón entiende el chiste y entra en materia. Para Pombo, la escritura del libro es un acto de osadía, una aventura. De entrada, afirma que es un tema difícil, pero bien escrito.
El recinto está lleno, entre los asistentes se destaca la presencia de María Mercedes Gómez, hija de Álvaro Gómez, varios miembros del Partido Conservador, entre ellos quien lo presidió hasta hace poco: el político huilense Hernán Andrade. También hay algunos liberales como Jaime Castro, personajes como Poncho Rentería, el escritor Ricardo Silva, el caricaturista Vladdo, e incluso actores como Bruno Díaz.
Aunque Álvaro Gómez no logró llegar a la presidencia a pesar de intentarlo en tres ocasiones, fue protagonista de la política colombiana del siglo XX. Estudió derecho, desempeñó varios cargos públicos, presenció y participó en acontecimientos importantes como el nacimiento del Frente Nacional del que fue coartífice su padre y encarnó odios y amores, incluso dentro de su partido.
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Fue secuestrado por el M-19, un acontecimiento que según él cambió su perspectiva y lo impulsó a promover “un acuerdo sobre lo fundamental”. Posteriormente se volvió presidente de la Asamblea Nacional Constituyente que dio paso a la Constitución de 1991. Álvaro Gómez fue asesinado en 1995 después de dar clase en la universidad de la que fue cofundador, la Sergio Arboleda. Su muerte sigue siendo objeto de debate, pues existen múltiples teorías.
Pombo le pregunta al escritor el porqué del título del libro, “¿A qué se refiere cuando dice el siglo de Álvaro?”, y Constaín con suspicacia le responde, “Porque El Siglo sí era de él”. Nuevamente se oyen risas en el público. Con este comentario Constaín hace referencia al periódico que fundó Laureano y en el que Álvaro participó activamente, haciendo fuertes críticas a sus adversarios políticos, en especial a Ernesto Samper.
La controvertida historia del líder conservador atrapó a Constaín, quien se ha dedicado a estudiar a este personaje durante años, “Toda mi familia era liberal y yo pude ser impunemente godo”, afirma. Su curiosidad y admiración lo llevaron a convertirse en el “nieto adoptivo” de la familia. Durante el conversatorio habló de “las noches de pan de yuca, coca-cola y pasado”, que vivió con doña Margarita Escobar, viuda de Álvaro Gómez, quien le compartió sus historias y anécdotas.
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Pombo le cuestiona a Constaín haber incluido tantas páginas sobre Laureano en el libro, pero este argumenta que son necesarias, pues resulta imposible comprender a Álvaro Gómez sin la figura de su padre. Hay dos hombres sentados en la silla de al frente, ambos deben tener al menos 70 años. Uno de ellos usa lentes y viste un blazer de paño color granola, su piel es pálida y arrugada, sostiene en la mano derecha el libro; el otro usa un blazer beige de delgadas líneas verticales en tonos de azul. Pombo hace una pregunta: “¿Qué tan fascista era Laureano?”, el señor de lentes mira a su acompañante y dice con seguridad y suficiencia: “Para nada fascista”.
El autor recibe muchos aplausos, su público asiente ante los elogios y admiración que expresa por Álvaro Gómez. Desde la contraportada, el libro promete mostrar las luces y sombras del personaje, ¿realmente lo logra? Pombo nos dice que sí sin titubear, pero es una duda que sólo podrá responderse con una la lectura crítica del texto, más allá de sesgos políticos.
Cuando el evento termina llega la hora de estrechar manos y saludar colegas. El fotógrafo de JetSet va por todas partes con su cámara, obturando y anotando nombres. Para esta ocasión no hay vino para los invitados, ni más faltaba, hay whisky. Nada más y nada menos que un Chivas Regal Extra, un vaso generoso para terminar de charlar, comprar el libro y hacer la fila para la firma de Constaín.
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