Un capote y la pasión por la fiesta brava

Juan Pablo Quiroz // [email protected]

Santiago Naranjo no ve los toros desde la barrera, lidia con ellos desde que era un niño. Su cumpleaños coincide con la Feria de Manizales, una festividad nacional que gira en torno a la Fiesta Brava. Asiste sagradamente a la Feria y en el 2014 se consagró con el premio a la mejor faena en la Plaza de Toros de su ciudad.

FOTO tomada por Juan Pablo Quiroz

A los diez años su madre lo matriculó en una escuela de fútbol, pero antes de que empezara el calentamiento, según cuenta Santiago, se escapaba para la Plaza en donde jugaba y soñaba con ser torero. Prefería a los novillos que a los balones. A los 12 años empuñó el capote, empezó a lidiar becerros. Cuando el joven cumplió 15 años salió a torear por primera vez en la Plaza de Manizales y logró codearse con célebres y audaces matadores.

Su carrera como torero estaba en auge y emprendió el viaje a España, meca del mundo taurino, en donde vivió durante 10 años y se hizo profesional. También toreó en Francia y Portugal. Está ad-portas de graduarse de administración de empresas, carrera que inició en el 2015 cuando tomó la decisión de regresar al país. Se dedicó a torear y estudiar simultáneamente.

Una experiencia amarga comprometió su vida en el 2007. Santiago estaba enfrentando a un toro de 550 kilogramos en España. En un veloz movimiento, el animal le perforó la ingle con uno de sus cuernos. Fue remitido a cirugía y duró 20 días en la Unidad de Cuidados Intensivos. Santiago conserva el capote como recuerdo de esa difícil experiencia, ese capote es sinónimo de fortaleza e inspiración para continuar en su camino como torero.

FOTO tomada por Juan Pablo Quiroz

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