Aunque en la primera vuelta de las elecciones por la Presidencia el porcentaje de abstención fue menor, se mantuvo cerca del 50%. Esto lleva a preguntarse: ¿Por qué casi la mitad de los colombianos habilitados para votar no lo hacen?
Por Loren Sofía Buitrago y Natalia Rico Medina
Según la Registraduría Nacional, casi veintiún millones y medio de colombianos, de los más de 39 millones habilitados para votar, ejercieron su derecho el pasado 29 de mayo de 2022. En su conjunto, representan el 54,9% de la población. El dato llama la atención porque, en comparación con los últimos 20 años, refleja una reducción en cuanto a las personas que se abstienen a votar: el 45% de la población.
Entre las razones por las cuales algunas personas no votan figura el hecho de que en algunos departamentos de Colombia es difícil acceder a los puestos de votación. En lugares como Guainía o el Amazonas, se debe viajar hasta dos días con el material electoral a los puestos en los que están habilitadas de 40 a 60 personas, quienes también deben superar las barreras geográficas y climáticas para llegar a su punto de votación.
A lo anterior se suma la violencia. “Al haber mucha presencia de diferentes actores armados, como grupos paramilitares, existe el temor de las comunidades en que no puedan votar”, dice Cristy Lozano Tautiva, representante de la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (Cahucopana), en una entrevista con la cadena alemana Deutsche Welle.
Esto último lo sustenta un reciente informe de la Misión de Observación Electoral (MOE) sobre el riesgo por factores de violencia en elecciones, el cual estimó un repunte de actividad armada. Entre las acciones que menciona el documento, figuran los paros armados realizados por el ELN entre el 23 y 25 de febrero del 2022 antes de las elecciones legislativas, y el paro armado del Clan del Golfo entre el 5 y 9 de mayo del 2022, veinte días antes de la elección presidencial.
“Con corte al 13 de mayo de 2022, 375 municipios, un tercio de los municipios del país registraron algún nivel de riesgo por factores de violencia. Los departamentos de Antioquia, Cauca, Chocó, Norte de Santander, Nariño y Arauca presentan el mayor número de municipios en riesgo extremo”, dice el último informe de la MOE.
Además, está el hecho de que algunos no realizan el proceso de inscripción de cédula, incluso estando dentro del país. Este es el caso de Fanny Rico Herrera, quien desde hace 30 años trabaja lejos de su hogar en Magangué. A pesar de que del largo tiempo que lleva viviendo en
otras ciudades, no ha inscrito su cédula en ninguna de ellas. La primera y última vez que votó fue en 2002 y, a partir entonces, no lo ha hecho más.
Ahora vive Bogotá y sigue sin votar. Ella forma parte del 45% de los colombianos que se abstienen de su sufragar. Aunque al principio Fanny lo hacía por desconocimiento, hoy no lo hace porque pierde los plazos para inscribir su cédula en la ciudad. “No es que no vea la propaganda, porque sí veo que en comerciales anuncian hasta cuándo se puede inscribir, es que se me olvida y no sé cuánto tiempo me demore en cambiarla”, cuenta.
¿Son acaso los procesos de inscripción muy complicados? Directo Bogotá hizo todo el proceso y advirtió que es sencillo. Tarda 15 minutos. Basta con responder a preguntas sencillas, como número de cédula, nombre completo y localidad en la que el ciudadano reside en la actualidad. Además, existen varios puntos en lugares que suelen ser muy frecuentados, como centros comerciales, calles principales e incluso algunas universidades. Sin embargo, esto puede hacerse sólo para la primera vuelta, pues el plazo venció en marzo de 2022.
Aún así, este motivo suele ser muy frecuente, como le ocurre a Bernarda Díaz, quien no ha votado durante las últimas tres elecciones presidenciales. Ella vive con su hijo y su esposo en Viotá, Cundinamarca, desde hace más de diez años. Su cédula, no obstante, sigue inscrita en Bogotá.
Otra de las razones por la que muchos no votan es no tener el documento de identidad. Uno de ellos es Camilo Vanegas, estudiante universitario a quien le robaron la cédula dos semanas antes de las elecciones. Aunque intentó recuperar su documento en digital -en físico lleva más tiempo-, no le fue posible por problemas con la página. Aun así, intentó en vano votar con su contraseña.
No todos los que se abstienen lo hacen por las causas ya mencionadas. Muchos no ejercen su derecho debido al desacuerdo que tienen con los candidatos. Aunque tienen la opción del voto en blanco, no consideran que este sea una opción válida. “El voto no es algo individual sino algo colectivo. Tú votas buscando cambiar problemáticas de un colectivo, de un país. Para que otras personas puedan tener mejor calidad de vida. En eso hay que pensar a la hora de votar. Incluso, si es en blanco, demuestras que no estás de acuerdo con la situación actual y con los candidatos. Eso es lo importante”, explica Laura Fajardo, politóloga de la Universidad Nacional.
Ahora solo queda esperar si este 19 de junio pasará lo mismo que en años anteriores cuando, en la segunda vuelta, la cantidad de personas sufragantes ha disminuido entre el 5% y el 10%.