Enmiendas por enmendar

Luisa Fernanda Báez Toro – [email protected]

Llevo años escuchando a mi tío y a mis familiares decir que en Colombia no hay masacres ni tiroteos como los de Estados Unidos porque criamos a nuestros niños fuertes ante las adversidades y les forjamos carácter desde chiquitos; que esa vaina del bullying no es real y que en su época no existía la depresión ni todas esas “maricadas”.

Manifestación ‘March for Our Lives’ convocada tras el tiroteo de Parkland, Florida. Imagen tomada de Wiki Commons

No he intentado convencerlos de la existencia y la gravedad de las enfermedades mentales porque crecieron en una sociedad sumamente machista, en la que el vivo vive del bobo y solo los fuertes triunfan; pero si les he tratado de hacer ver lo mismo que quiero que ustedes entiendan: el problema de Estados Unidos es más de gobierno que de “adolescentes inestables”.

La Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de América protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas. Esto hace de Estados Unidos uno de los países con menores limitaciones para adquirir y portar armas de fuego.

Tras la última tragedia en la escuela secundaria Stoneman Douglas de Parkland, Florida, en la que murieron 17 personas y 14 resultaron heridas, se han desatado una serie de eventos: los estudiantes de Parkland iniciaron una campaña para exigir leyes más estrictas para el acceso civil a las armas; se prohibieron los bump stocks, –adaptadores que permiten que un rifle haga descargas automáticas–; se dispararon los ingresos de la ANR (asociación nacional del rifle); Trump habló de elevar de 18 a 21 años la edad mínima para comprar armas, se retractó después de una reunión con la ANR y defendió entonces la idea de armar a los maestros más “capacitados”.

Quienes defienden la segunda enmienda argumentan que impedirle a las personas armarse permitiría que el despotismo gubernamental tenga mayores posibilidades de acción; mientras que, al estar armados, pueden hacer frente a un régimen de control.

Sin embargo, esta enmienda fue creada en un contexto de inestabilidad económica y de lucha por territorios, donde no existía un marco legal y las armas solo tenían la capacidad de disparar tres cartuchos por minuto a objetivos a 50 metros de distancia.

El panorama actual es un poco distinto: legalmente, un niño de 19 años de edad que acababa de perder a su madre, tiene una fuerte obsesión con armas de fuego y es expulsado de su escuela por problemas disciplinarios, puede acceder a un rifle AR-15, capaz de disparar 45 cartuchos por minuto a 550 metros de distancia y a una velocidad de 994 metros por segundo.

La realidad de la posición de los activistas adolescentes sobre las armas de fuego es mucho más compleja que lo que la ANR piensa al respecto. Estos no desean quitarles a las personas su “derecho” a acceder a armas de fuego, solo ajustar los métodos en los que una persona puede comprar y evitar que los estadounidenses posean armas de asalto como las AR-15.

Es entonces claro que el problema estadounidense no se resume en jóvenes altamente intolerantes y seriamente traumatizados. Tan solo seis minutos. Seis minutos duró la matanza brutal y en estos mismos seis minutos podrían enmendarse algunas enmiendas y evitarse, así, unas cuantas muertes.

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Es un proyecto de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, dedicado al periodismo digital, la producción audiovisual y las narrativas interactivas y transmedia