Tatiana Reyes – [email protected]
Madrugadas, empujones y vallas marcaron las jornadas de quienes se prepararon durante más de un mes para dirigir la logística en Bogotá.
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Fueron aproximadamente 7.650 voluntarios los que estuvieron apoyando la logística y seguridad dentro del parque Simón Bolívar, aproximadamente 500 eran jóvenes que habían sido convocados por la Universidad de la Sabana y la Arquidiócesis de Bogotá.
Las convocatorias empezaron a mediados de junio del presente año y, luego de una rigurosa selección, los convocados empezaron a tener reuniones de formación en los centro del Opus Dei cada sábado desde principios de agosto.
En estas reuniones se estipularon las reglas y normas que se debían tener durante la santa misa. Asimismo los jóvenes tuvieron una formación espiritual, donde adquirieron nuevos conocimientos sobre el sumo pontífice.
Sin embargo, luego de la preparación vino el trabajo duro en el que recorrieron un arduo camino para llegar preparados a esta visita apostólica, como lo relató a Directo Bogotá, Salma Mahmud Muñoz, una de las voluntarias.
“Debíamos llegar a las dos de la mañana al parque Simón Bolívar y para esto la universidad contrato unos buses que salían a la una de la mañana desde los centros culturales del Opus Dei”, señaló.
Estos buses no tenían el permiso debido para acercarse a las puertas del parque y los jóvenes tuvieron que caminar desde la carrera 30 con 63 hasta las entrada principal del parque. “La experiencia fue diferente, nunca habíamos caminado por esta zona en la madrugada”, dijo Salma.
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A la llegada tuvieron que dividirse en grupos para ayudar en las diferentes zonas, cada uno tenía un líder y un sublíder, quienes dirigían a los jóvenes en sus actividades de apoyo.
“Tuvimos que verificar los terrenos, que todo estuviera dentro de lo establecido, comprobamos que los baños se encontraran en orden y que las zonas de comida fueran adecuadas”, señaló Mahmud a Directo Bogotá.
La labor principal de los jóvenes era ayudar a ubicar a los feligreses y asimismo ofrecerles unos folletos en los que se explicaba el cronograma del día. “Las puertas se abrieron a partir de las 5 de la mañana, la cantidad de gente era impresionante, pero estábamos preparados para recibirlos, a partir de las seis hubo un incremento de personas y ya a las 11 de la mañana estaba casi lleno el parque”.
A pesar de la preparación logística, durante la espera del papa hubo algo de caos, la gente empezó a pelear cerca de la zona en la que estaban ubicados los baños portátiles, pues todos estaban en el mismo lugar, lo que generó un pequeño disturbio.
“La gente fue muy agresiva, una voluntaria fue golpeada con una silla. Fue un momento en el que hubo falta de tolerancia, estábamos en un evento diferente que promovía la paz, en ese momento tuvimos que asumir lo que estaba sucediendo y con unos compañeros armamos una valla para que la gente no se aglomerara”, cuenta Salma.
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A la llegada del sumo pontífice al parque, los voluntarios tuvieron que acordonar la zona por la que él pasaba, para que la gente no se acercara al papamóvil.
Ya al momento de la misa, todo estuvo más tranquilo, a pesar del desorden al momento de la comunión. “Toda la gente quería hacer parte de la comunión, pero había gente muy lejos, lo bueno es que hubo padres que caminaron a lo largo del parque entregando las hostias”.
Los voluntarios tuvieron que quedarse hasta las 10 de la noche esperando que todas las personas evacuaran el parque y así ellos pudieran empezar a organizar las respectivas zonas del Simón Bolívar.
La razón principal por la que Salma decidió ser parte de este grupo de voluntarios, fue porque siempre le ha interesado la labor social. “Gracias a esto tuve la oportunidad de estar muy cerca de una persona que admiro y pude escuchar sus palabras de aliento para nuestro país”, concluyó visiblemente emocionada.
*Fotos tomadas por Tatiana Reyes