Viviana Gómez Peña // [email protected]
El 3 de marzo de 2020, el Ministerio de Salud de Argentina confirmó el primer caso de Coronavirus en el país. Un hombre de 43 años quien tres días atrás había llegado a Buenos Aires en un vuelo procedente de Milán, Italia. En ese momento, comenzó para el gobierno de Alberto Fernández el desafío de enfrentar la pandemia que ya se encontraba en varios países de Latinoamérica: Brasil, Ecuador, México, Colombia y República Dominicana.
Comienza el desafío
La primera medida que se adoptó fue habilitar la línea telefónica 107 en la capital del país para que un grupo de epidemiólogos resolviera las dudas relacionadas con el virus. Además, se les solicitó a los ciudadanos, en caso de presentar algún síntoma, llamar antes de asistir a los centros de salud. En las ciudades la vida seguía común y corriente, el número de casos sospechosos aumentaba y el 7 de marzo se confirmó en Argentina el primer caso mortal registrado para América Latina.
El Ministerio de Salud de Argentina, en su cuenta de Twitter, publicó: “se confirmó el fallecimiento de un paciente con diagnóstico de Covid-19. Se trata de un hombre de 64 años, residente de Ciudad de Buenos Aires”. Ante esto, muchas personas reaccionaron en la red social y tildaron a la administración de Fernández de “incompetente” por haber subestimado al virus y no adoptar medidas significativas luego de que se reportara el primer caso positivo en el país.
En consecuencia, el Ministro de trabajo, Claudio Moroni, les informó a los ciudadanos que el Gobierno estipuló una “licencia de carácter excepcional” de dos semanas de duración para los trabajadores que hayan estado en países con presencia del virus. Según las resoluciones 178 y 184, “esto significa que se les sugiere que en forma voluntaria permanezcan en sus hogares durante 14 días, de acuerdo con lo dispuesto en las recomendaciones del Ministerio de Salud de la Nación”.
Sin embargo, lo anterior no sería suficiente y el 10 de marzo las autoridades reportaron que todos los casos positivos que habían en el país eran importados. Por esto, el Ministerio de Salud de Argentina sacó un comunicado en el que informaba la decisión del Gobierno: “aquellos espectáculos que se organicen con gente del extranjero, que traigan mucha gente de Europa (…), son los que desde el día de hoy no se van a permitir realizar”. Eventos internacionales como: Lollapalooza, la feria arteBA y Masticar quedaron suspendidos.
Contención del virus
Hasta ahora la administración de Fernández intentaba apagar cada uno de los incendios que se le iban presentando en el camino y, con ello, la situación del país frente a la pandemia no mejoraba. Entonces, el Gobierno esta vez decidió adelantarse a los hechos y anunció que el país se encontraba en la etapa de contención. Lo que quiere decir que empezarían a tomar medidas para prevenir y detectar a tiempo los casos positivos de la Covid-19.
Para comenzar, creó un fondo de 1.700 millones de pesos orientado a fortalecer los laboratorios y centros de salud. También suspendió los trámites de residencia y decretó el cese de todas las actividades deportivas. El presidente se refirió, por primera vez, sobre el tema a la opinión pública: “en situaciones de alarma generalizada es imprescindible el rol del Estado para intervenir y dar tranquilidad a la población”. Con esto, reivindicó el papel del Gobierno para enfrentar la pandemia.
Días después, adoptó medidas más severas. Cerró las fronteras para los extranjeros, anunció la cancelación de clases en jardines e instituciones de educación primaria y secundaria, estableció la “licencia laboral” a los mayores de 65 años de edad y empezó a sancionar a quienes incumplían la cuarentena de 14 días estipulada para quienes llegaban del extranjero.
Además, el Ministerio de Salud informó que los casos por contacto estrecho aumentaban cada vez más. Por lo que, el Gobierno, fiel a su estilo, respondió y canceló todos los viajes por tren y vuelos domésticos. La idea con esto, de acuerdo con el ministro de Transporte, Mario Meoni, era “fomentar la toma de conciencia de manera estricta”. El Gobierno intentaba que los ciudadanos se quedaran en sus casas voluntariamente para evitar una cuarentena obligatoria que tendría consecuencias negativas para la economía de un país en recesión desde el 2018.
¿La economía al servicio de la salud?
Aquí la administración de Fernández emprendió la tarea más difícil: encontrar el “equilibrio” entre la economía y la salud. El incremento de los casos positivos de Coronavirus, 158 hasta el momento, dejaban sin salidas al Gobierno. El 20 de marzo, Argentina inicia la fase 1 del “aislamiento social, preventivo y obligatorio” hasta el 31 de marzo con estrictas medidas de movilidad. Bajo vigilancia de la policía, solo se permitía el “comercio de cercanía” para adquirir productos relacionados con la salud, la alimentación y el higiene. “Los establecimientos no pueden incrementar los precios de los productos de la canasta básica”, comentó Fernández.
Como se esperaba durante este periodo de cuarentena, el número de contagiados se elevó a 502 y el virus se encontraba en 11 provincias del país. El Ministerio de Seguridad advirtió la existencia de “transmisión comunitaria” producto de los casos de desacato que se estaban presentando. Alrededor de cuatro mil personas ya habían sido multadas. Por ejemplo, en un pueblo de la Patagonia, un grupo de vecinos decidió realizar un asado para celebrar un cumpleaños y esto tuvo como resultado más de 29 contagiados y dos personas fallecidas, entre esas el homenajeado.
Mientras tanto, las instituciones de salud le pedían al Gobierno no ahorrar esfuerzos para enfrentar la emergencia sanitaria ocasionada por la Covid-19. De manera que el Gobierno reordenó el presupuesto nacional: destinó 38.688 millones de pesos argentinos a programas alimentarios del Ministerio de Desarrollo Social, 8.593 millones de pesos a reforzar las acciones del Ministerio de Salud, como la construcción de 12 hospitales modulares de emergencia, y 5.760 millones de pesos para los gobiernos provinciales. También decretó el cierre de todas las fronteras aéreas, terrestres y marítimas, esta vez para los residentes.
Así mismo, tomó las siguientes medidas para el sector económico. Decretó que no se podían suspender los servicios por falta de pago hasta tres facturas consecutivas, otorgó un pago diferencial extraordinario para el personal sanitario y de seguridad, congeló temporalmente el pago de arriendos junto con la suspensión de desalojos y brindó créditos y prórrogas en las deudas para las Pymes.
Mitigación del virus
El 29 de marzo, la cifra de contagios por Coronavirus alcanzó los 820, con 20 personas fallecidas, cuando la administración de Fernández informó que el país se encontraba en la etapa de mitigación y, por tanto, iniciaba la fase 2 del “aislamiento social, preventivo y obligatorio”, la cual finalizó el 12 de abril. Durante este periodo, los ciudadanos continuaron en estricta cuarentena para evitar una mayor circulación del virus. A pesar de ello, el porcentaje de movilidad aumentó a causa de los empleados del sector de la salud que comenzaban a trabajar en las nuevas unidades sanitarias adecuadas para enfrentar el Coronavirus.
En ese momento, de acuerdo con el estudio realizado por la consultora Management & Fit, el presidente logró su pico máximo de aprobación gracias a las decisiones tomadas hasta el momento. Como nunca antes, la grieta entre peronistas, coalición de Fernández y antiperonistas se estaba empezando a reducir, es decir, los funcionarios políticos se mostraron alineados en el combate sanitario. El exmandatario Mauricio Macri tuiteó: “(…) mi mensaje es que nos mantengamos unidos ahora más que nunca y acompañemos las medidas que tomó el Gobierno”.
De esta manera, el 3 de abril de 2020 se cumplió el primer mes para Argentina con personas infectadas de la Covid-19. En ese momento, había un total de 1.353 infectados: 48,5% importados, el 32,8% por contacto estrecho y el 8,4% producto de la circulación comunitaria. El Ministerio de Salud dio un parte de tranquilidad pues las estadísticas de los casos por Coronavirus en Argentina “están por debajo de lo que manejábamos como hipótesis optimista”.
Días después, diarios argentinos publicaron que los víveres, destinados a los sectores más vulnerables y comprados por el Gobierno, fueron pagados con sobreprecios y la oposición propuso una rebaja del 30% en los sueldos del Estado. Lo que empezó a afectar la imagen de Fernández. Entonces, las nuevas medidas no se hicieron esperar: inició con la fiscalización de los valores de los productos relacionados con la salud, las alimentación y el higiene e impuso precios máximos para las compras del Estado. El 11 de abril el Gobierno anunció la extensión del aislamiento social hasta 26 de abril.
Reapertura del sector económico
Durante la prórroga, más de 50 mil personas fueron detenidas y multadas por violar la medida. Una de las causas de esto fue que muchos argentinos, que quedaron varados lejos de sus hogares en el comienzo del aislamiento social, buscaban circular por el territorio nacional para regresar a sus residencias. A pesar de ello, el ministro de Salud, Ginés González, reiteró que Argentina “va menos mal que otros países” en la contención del contagio del coronavirus y una muestra de ello era que más de la mitad de las camas de UCI se encontraban disponibles.
El Gobierno sumó medidas para afrontar la pandemia. Entre ellas: firmó convenios con empresas de tecnología para la entrega de computadores portátiles a los estudiantes de las escuelas de clase baja, estableció el uso obligatorio del tapabocas e inició con la aplicación de pruebas rápidas en el transporte masivo, especialmente, en la estación de trenes de la Constitución, que es donde más transitan personas.
El 25 de abril, con 3.780 contagiados, el presidente anunció al país un nuevo periodo de aislamiento social hasta el 10 de mayo durante el cual los sectores económicos empezaron a funcionar de manera paulatina y mediante una segmentación geográfica. Esto quiere decir que las zonas donde había un menor número de casos iniciaron con la reactivación de su economía. Así mismo, otorgó permiso a las personas para salir a pasear los sábados. Esta medida no fue bien recibida por la mayoría de los gobernadores de Argentina. Por su parte, el representante de la Unión de Trabajadores del Turismo apoyó está decisión argumentando que el sector está en crisis pues la actividades cayeron en 80% en todo el país. Fernández dejó la medida y manifestó que esta busca “preservar la salud psicológica de la gente”.
Además, el jefe de Estado sustentó esta iniciativa con los recientes casos que han sido atendidos por la Justicia Argentina. Por ejemplo, los vecinos de un reconocido barrio de la capital reportaron que un hombre, tras 35 días de encierro, salió a la calle desnudo a gritar que había llegado el “fin del mundo”. También, en el mes de abril, una mujer mayor, con antecedentes psiquiátricos, presentó una crisis en su hogar y las autoridades pertinentes tuvieron que intervenir para que no se hiciera daño.
Con ello, varios sectores se pronunciaron sobre el futuro de sus actividades. De hecho, la corte avaló que el Congreso empezara sus sesiones de manera virtual. Cristina Fernández celebró esta decisión en su Twitter: “salió el fallo de la Corte. El Congreso de la Nación ya puede sesionar virtualmente y nadie podrá cuestionar esa modalidad para la sanción de las leyes”. Y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) anunció la cancelación de la Superliga sin ascensos y descensos.
Tras la tercera extensión de la cuarentena, la imagen positiva de Alberto Fernández fue reconocida nuevamente y, esta vez, a nivel internacional. El director general de la Organización Mundial de la Salud felicitó al Gobierno argentino por la manera cómo, a través de las medidas implementadas, “están logrando que el Coronavirus no se expanda como en otros países”. Lo que fue confirmado por un estudio realizado por investigadores de la Singapure University of Technology and Design quienes afirmaron que en Argentina la pandemia podría estar controlada en un 90% en junio y en su totalidad durante los meses de julio y agosto.
Flexibilidad durante el aislamiento
El 5 de mayo, el Ministerio de Salud dio a conocer el balance relacionado con el comportamiento del virus en el país: “cerca del 50% de casos por Covid-19 son mujeres, la edad media de las personas contagiadas es de 43 años y la tasa de letalidad es del 5%”. En ese momento, en Argentina había 5.020 infectados, 264 muertos y 1.442 recuperados. Por lo que, Fernández expresó su satisfacción por lo alcanzado hasta el momento y mantuvo la posibilidad de extender la cuarentena por cuarta vez consecutiva: “los objetivos van poquito a poco saliendo (..) pero no hay que bajar los brazos”.
Consute todos los reportes del ministerio de salud argentino:
Lo que resultó en un hecho el 8 de mayo, día en el que el Gobierno anunció que el aislamiento social iría hasta el hasta el próximo 24 de mayo con “flexibilización armónica” en diferentes zonas del país para llevar a cabo la reapertura progresiva de los restantes sectores productivos y comerciales. En este periodo se previno una movilidad de hasta el 75% de la población. Sin embargo, esto no aplica en el Área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) donde, según el Gobierno, aún no se ha controlado la propagación del virus pues cerca de 18 mil personas incumplen la cuarentena diariamente.
Entonces, inició la reapertura de locales comerciales y 1.060 industrias principalmente manufactureras y de electrodomésticos, los salones de belleza y centros de estética abrieron sus puertas, los ciudadanos empezaron a realizar salidas recreativas en un radio de 500 metros y, con ello, el servicio de monopatines y bicis también comenzó a funcionar, las mudanzas fueron avaladas los sábados y domingos y se amplió el espacio público de las ciudades para que se cumpla el distanciamiento social. En esta “flexibilización armónica” hay distintos horarios para las actividades con el fin de que no haya grandes concentraciones de gente en los transportes públicos, el uso del tapabocas continúa siendo obligatorio y Argentina sigue sin reabrir los sitios que conglomeren gran cantidad de personas, como: cines teatros, bares y estadios.
En consecuencia, el 13 de mayo se presentó el pico de fallecidos en un mismo día con 23 decesos por la Covid-19 y el 24 de mayo, día en el que finalizó la cuarta extensión de la cuarentena, en Argentina había 12.076 casos positivos y la tasa de mortalidad sobre un millón de habitantes se ubicó en 9.8%, lo que significa que aumentó en un 4%.
Además, Argentina continuó presentando casos insólitos producto de quienes no cumplen con la medida del aislamiento social. Tal y como ocurrió en la ciudad de Caseros, donde tres personas contagiadas por el virus se escaparon del hospital donde estaban siendo atendidos. Luego de que el centro médico diera la alerta, las autoridades encontraron a dos hombres y una mujer comiendo pizza en una plaza de comidas y, por si fuera poco, los agentes tuvieron que hacerlos recapacitar para que regresaran al hospital.
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Por tanto, el Gobierno, para prevenir un rebrote del virus, anunció la extensión de la cuarentena hasta el domingo 7 de junio por quinta vez consecutiva. En conferencia de prensa Fernández recalcó que es importante el compromiso de los argentinos en el proceso de reapertura de la economía. “La cuarentena va a durar lo que tenga que durar para que los argentinos estén sanos y no se mueran (…) si en algún momento los resultados se invierten, retrocederemos. Por eso es muy importante la conducta ciudadana”, señaló el jefe de Estado.
El nuevo reto de Fernández
Una de las pocas certezas que el mundo tiene respecto a la emergencia por la Covid-19 es que todas las economías se verán afectadas por las acciones para enfrentar este virus. Puesto que una de las medidas implementadas por la mayoría de países ha sido el aislamiento social y, con ello, frenar temporalmente la actividad del sector productivo.
El caso de Argentina no es la excenpción pues es el país que tiene una de las inflaciones más altas en el mundo, 53.8% desde el 2019 y donde el 35.5% de la población es pobre. Entonces, el coronavirus llegó a un país en el que su economía se encuentra en un momento crítico. De hecho, una encuesta realizada por la consultora DALessio/Berensztein reportó que a tres de cada cuatro argentinos les preocupa más las consecuencias económicas que contagiarse del coronavirus.
Lo que refleja que el Gobierno del presidente Fernández se encuentra en una cuerda floja. Por un lado, tiene que evitar un colapso del sistema de salud, con lo cual tiene que ir, gradualmente, flexibilizando la cuarentena. Por otro lado, como menciona Martín Vauthier, director de EcoGo, “tiene una situación económica muy difícil con herramientas muy limitadas para responder y, si responde de más, puede generar una emisión monetaria que la demanda no pueda absorber, eso termina filtrandose en la inflación”.
Por ahora, el Gobierno aumentó el paquete de ayudas a 1.700 millones con el fin de apoyar a las empresas con la financiación de créditos productivos. Además, presentó una propuesta para renegociar la deuda con acreedores privados. En esta, solicitó una rebaja de más de US$40.000 millones entre capital e intereses y un periodo de gracia de tres años. Estos serían los primeros pasos para intentar reactivar la economía y, al mismo tiempo, prepararse para la quinta y última fase del aislamiento.
En fin, el nuevo reto del presidente de Argentina es enfrentar las consecuencias económicas que trae consigo el coronavirus. Puesto que, así como las medidas radicales para enfrentar la pandemia han fortalecido su imagen política tanto a nivel nacional como internacional, la Covid-19 también le está dando a Fernández un argumento para encontrar la manera de ponerle fin a la incertidumbre que permea la economía argentina y encontrar el camino hacia su recuperación.
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