[Especial Cartel Urbano] Más allá del pizquero

Cristhian Fernando Rodríguez

En esta ocasión queremos darle un espacio a Cartel Urbano, una publicación que comparte nuestro interés por el periodismo, pero con un estilo muy particular. Esta es la primera de una serie de entregas que hablarán sobre la revista. Cristhian Rodríguez exploró la sección denominada Sustancias y estas fueron sus conclusiones.

FOTO: Ilustración Cristhian Rodríguez.

Confieso que yo hago parte del gran número de personas que tienen un tabú con respecto al uso de sustancias alucinógenas. Con esa premisa, abordé la sección Sustancias de Cartel Urbano. Revista que, desde el 2005, ha logrado más de 45.000 publicaciones en contenido digital. Allí me encontré con un ejercicio interesante de representación, pero que se queda estancado en una zona de confort editorial.

Es común que en nuestra sociedad colombiana, la figura de los usuarios de productos alucinógenos sea satanizada por instituciones como el Estado, la Iglesia y la familia. Esto al punto de que estas personas son puestas al mismo nivel de un delincuente, solo por satisfacerse con un porro durante la semana. Cartel Urbano cuenta con una sección exclusiva que trata este tema. Allí, el medio se encarga de mostrar de forma abierta y sin señalamientos a los consumidores.

No sataniza ninguna droga, es un espacio seguro para los usuarios que quieran tener más información sobre lo que están usando. Esto puede observarse en artículos como Al margen y al alcance de los usuarios: Colombia tiene el primer punto fijo de testeo de drogas en América Latina. En donde la revista hace un análisis sobre la preponderancia del exámen de sustancias para los consumidores habituales. En el texto se plantea la importancia de derribar estigmas y fomentar el uso responsable de psicoactivos. Además, pone en evidencia el abandono que han tenido estos programas por parte del Estado, en especial desde la llegada de la administración de Peñalosa. Adicionalmente, existen artículos como Hablan las madres a favor del consumo de marihuana durante el embarazo. En donde (como su título indica) se le da voz a un tema tabú en la sociedad, y se ven los aspectos positivos y negativos de utilizar cannabis durante el embarazo.

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El “oro verde”

Ya hablé sobre las características más destacadas de la sección Sustancias, sin embargo, hay un detalle que no puede pasarse por alto, y se trata del interés excesivo que le da la revista a la marihuana. Si bien el cannabis es la droga favorita de los colombianos, sustancias como el color, el éxtasis y el popper han tomado fuerza en los últimos años, y por lo tanto merecen un espacio más amplio dentro de la sección. Incluso, la cocaína (que según el observatorio de drogas es la segunda sustancia más consumida en el país) tiene pocos artículos dedicados a comparación de la yerba.

De los últimos 20 artículos publicados en Sustancias, solo seis de ellos hablan de drogas distintas al cannabis. Entonces, las publicaciones de Cartel Urbano están enfocadas en “el oro verde” en una especie de activismo que incluso, muchas veces tiende a ignorar sustancias más ‘familiares’ como el alcohol y el cigarrillo. Problemas como el uso de estupefacientes en adultos y en menores de edad, no son abordados como temas que impactan de forma negativa la salud de los colombianos, sino como una estadística más.

La revista tiene como uno de sus objetivos principales visibilizar a las minorías, sin embargo, se pone de lado de una pequeña élite. La mayoría de los consumidores que aparecen en las publicaciones son personas ‘de bien’ a las que les gusta fumar. En este sentido, los temas tratados en la revista terminan encerrados en una burbuja editorial que le resta complejidad al problema.

Más allá de estas consideraciones, Sustancias sí cumple con ser un espacio especial para los consumidores, pues es un sitio seguro, en donde no hay lugar a señalamientos que perjudiquen la integridad de las personas que deciden pegarlo en lugar de tomarse un trago. Lo más rescatable de esta sección es la madurez y empatía con la que tratan a los usuarios.

Si bien Cartel urbano no cumple al ciento por ciento su objetivo de representar a las minorías, no deja de ser un ejercicio interesante, que aporta argumentos al debate sobre las drogas, y que permite que personas como yo, que aún viven con tabús acerca del cannabis o el éxtasis, puedan ver el problema desde la mirada de los consumidores, y de esta forma hacer una valoración más objetiva acerca del uso de estas sustancias en Colombia.

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