[Entrevista] Nicolás Morales: La arcadia literaria

Juan David Ríos // juan_rios@javeriana.edu.co

“Lo que dicen los estudios es que tú vas a leer mucho hasta que te gradúes. Cuando termines tu universidad habrá un descenso muy radical del consumo de libros”, dice Nicolás Morales, columnista de la revista Arcadia, quien habló con Directo Bogotá del aporte al fomento de la lectura desde ese país imaginario que es Arcadia.

Directo Bogotá (DB): ¿Cuál fue esa idea potente que Marianne Ponsford (fundadora de la Revista Arcadia) quería impregnar en la revista?

Nicolás Morales (NM): Arcadia era un semanario cultural que tenía como vocación rastrear los principales debates y hechos en el país: los libros más importantes, las películas más extraordinarias, lo que hubiera de teatro fuerte para hacer periodismo cultural.

Arcadia no es una revista de híper nicho difícil, como esas revistas de las universidades en donde hay textos súper especializados con artículos como “La poesía de Roque Dalton, tomo 1941- 1943: Una mirada a las estructuras literarias” ¡No! Eso no va para Arcadia. A veces sí parece una revista muy culta, pero a la vez es muy light. Es una mezcla de todo.

DB: ¿Cómo empieza a evolucionar la literatura en la apuesta cultural que tiene la revista Arcadia?

NM: Bueno, Arcadia tiene tres períodos: Primero Marianne Ponsford, después Juan David Correa (director entre 2016- 2018) y por último Camilo Jiménez Santofimio (actual director), cada uno con una forma distinta de presentar la cultura. Marianne es más de las artes clásicas: teatro, cine, libros, muchos libros y debates intelectuales; Juan David le dió un vuelco e insistió en hacer un acercamiento a la cultura popular, a la cultura televisiva, a la cultura de la calle. Fue un poco más ecléctico y menos tradicional que Marianne; y está Camilo, que se interesa más por la relación de lo político y lo social con la cultura. Por eso las portadas de Arcadia son más comprometidas con los líderes sociales, con las diferentes perspectivas de la sociedad. Entonces, ahí se pierde un poco esa importancia de la literatura, pero aún así se sigue informando.

DB: Varias tasas internacionales muestran que los niveles de la lectura en Colombia son muy alentadores. ¿Cómo se reivindica la literatura desde la revista?

FOTO: Cortesía de Nicolás Morales

NM: Digamos que es el momento más frágil de esa discusión, porque Camilo es el menos interesado en lo literario. Si coges la última entrega, te darás cuenta que no hay mucho sobre literatura en general. Arcadia siempre quiso democratizar un poco la lectura acogiendo proyectos o libros especiales, o exaltando escritores de gran valía. Pero eso también ha cambiado. De las artes clásicas, la menos suculenta para los medios es la literatura. Yo tengo mi propia hipótesis: en el transcurso de los años, nos fuimos dando cuenta de que la literatura no es la que más genera pauta ni audiencia. Que tener la portada de una autora es mucho menos interesante que tener en la portada a un rapero o un reguetonero. Entonces, Camilo piensa que no es el momento más indicado para los libros y le da cabida a otros temas que se mueven en la sociedad.

En cuanto a la tasa de lectura en el país, hay un repunte de lectura, según las cifras de los últimos cinco años. Ese repunte de más o menos 2 libros por habitante, de todas maneras nos pone en un lugar muy inferior en América Latina, comparado con los 4 de los argentinos o los 3,5 de los mexicanos.

DB: ¿No es contradictorio que sigamos con una tasa de lectura tan baja teniendo en cuenta el éxito de la Feria Internacional del Libro de Bogotá?

NM: Sí, porque lo que hay que ver es que los grados de consumo de literatura en América Latina son bajos por tradición educativa y por contexto social. En las casas no se lee mucho. Varios expertos anotan que la lectura en la región está muy anclada en los años universitarios, lo que dicen entonces es que tú vas a leer mucho hasta que te gradúes, cuando termines la universidad dejarás de leer y habrá un descenso radical en tus lecturas. La gente va a la feria del libro por plan de fin de semana, es un poco absurdo porque la asistencia es impresionante. Van unas 600.000 personas por feria, pero cuando uno va a ver las ventas, no son muchas.

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Hay un fenómeno, que ha sucedido los últimos años, y es que la no ficción y la ficción, que eran dos campos distintos, se han acercado en cantidad de ejemplares. Antes, la ficción —que había reinado porque tenía tirajes impresionantes—ya no se vende tanto. Por ejemplo, una Laura Restrepo que vendía unos 60.000 ejemplares de una novela nueva, hoy en día no vende más de 18.000. Hay varias razones: la primera es que hay muchos más autores en el espectro porque entraron los libros importados y esos autores tienen acogida en Colombia. Pero también hay otras formas de lectura, buenos lectores que no necesariamente compran libros.

DB: ¿Usted cree que una revista cultural como Arcadia debe tener una responsabilidad a la hora de incrementar este índice de lectura?

NM: Definitivamente, la calidad de los artículos se vuelve muy importante. Yo creo que ese plus que tiene la revista es que pasa los contenidos literarios, que son un poco difíciles para el lector común, por la óptica del periodista. Esa es la gran transformación del periodismo cultural de Arcadia en Colombia: antes no pasaba eso, no había un transformador o divulgador, alguien que hiciera un poquito más accesible un libro difícil. En Arcadia hay un periodista que escribe una crónica sobre el libro, lo cual es fundamental. Hacen una revista atractiva con fotos, con otros formatos, con títulos menos aburridos y finales más heroicos. Eso es un poco lo que se hace: darle un segundo tiempo al periodismo cultural que está en crisis.

DB: Para finalizar, me gustaría saber ¿qué queda para la literatura? ¿Hay una crisis de la cultura literaria?

NM: Si me lo preguntas en términos de audiencia, sí. Hay una gran transformación en la manera como leemos en el mundo y en América Latina; y hay formas más breves, más multimediales, que son las que van a tener mayor auge en el mundo. Pero si me lo preguntas a nivel de la producción, tal vez no tanto. Es decir, no creo que la novela esté sintiendo la transformación y que la gente esté produciendo o escribiendo menos. Incluso, hoy, hay muchos más manuscritos de novelas y cuentos en las editoriales que hace treinta o cuarenta años. Hay un boom en la escritura creativa en donde la autopublicación comenzó a tener un papel importante; ya un escritor amateur tiene mil caminos para poder publicar. Arcadia busca promover este tipo de literatura, este tipo de transformaciones para la audiencia y también, obviamente, para los editores, para la creación de nueva literatura.

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